La Santa Sede no ha cambiado su posición con respecto a las políticas de planificación familiar que implican el recurso a la contracepción y al aborto. La puntualización no hubiera sido necesaria si Nafis Sadik, la directora del Fondo de Población de la Naciones Unidas (FNUAP), no hubiera declarado públicamente lo contrario. En la rueda de prensa de presentación del último informe anual del Fondo sobre la situación de la población en el mundo (cfr. servicio 132/99), la directora dijo que el Vaticano se había resignado a que la comunidad internacional acepte la planificación familiar como uno de los derechos humanos de la mujer. La señora Sadik precisó que la jerarquía no iba a reconocerlo públicamente, pero que era algo que en la práctica aceptan los sacerdotes y las monjas.
En una declaración del portavoz de la Santa Sede se afirma, sin embargo, que nada ha cambiado ni se da por perdido. El portavoz recordó que la Iglesia católica defiende la inviolabilidad de la vida humana, que comienza en el momento de la concepción; una vida que hay que proteger y defender. La Santa Sede, añadió, nunca ha propugnado una procreación «a toda costa». Y si rechaza algunos de los servicios de planificación familiar es porque no respetan «la libertad de los esposos, la dignidad humana y los derechos humanos de los interesados».