Las píldoras anticonceptivas de «tercera generación» han quedado bajo sospecha después de que tres investigaciones concluyeran que sus usuarias corren doble riesgo de trombosis que las que toman otro tipo de anticonceptivos orales. La Agencia Europea para la Evaluación de Medicamentos ha considerado inconclusas las investigaciones (por no estar publicadas en revistas científicas), y ha dejado en manos de cada Estado la decisión sobre la comercialización de esos preparados. Pero la Organización Mundial de la Salud ha recomendado no usar estos anticonceptivos orales hasta disponer de nuevas informaciones. Cada Estado ha escuchado al campanero que ha querido. Gran Bretaña y Alemania han prohibido de modo preventivo la venta de varias marcas hasta el próximo 30 de junio. Mientras que otros países, entre ellos España, no han considerado necesario tomar ninguna medida especial.
La causa de la discusión son los anticonceptivos con progestágenos de tercera generación (gestodeno y desogestrol). De los tres estudios -uno auspiciado por la OMS, otro de la compañía farmacéutica alemana Schering y un tercero de la Universidad de Boston- se desprende que las usuarias de estas píldoras corren el doble de riesgo de trombosis que las que toman anticonceptivos orales con otros progestágenos. Y consecuentemente, la OMS, en un comunicado del 20 de octubre, aconsejaba «utilizar anticonceptivos orales con dosis pequeñas de estrógeno y con progestágenos distintos del desogestrol y gestodeno».
Antes de estos tres estudios se consideraba que, entre mujeres no embarazadas ni usuarias de píldoras anticonceptivas, el riesgo de desarrollar trombosis en un periodo de un año completo era de 5 por cada 100.000 mujeres; entre las que usaban píldoras (con pequeñas dosis de estrógeno y un progestágeno artificial), la tasa de riesgo era de 15 mujeres por cada 100.000. Los recientes estudios sobre los anticonceptivos de tercera generación apuntan que la tasa es de 30 mujeres por cada 100.000.
Lo que ha hecho el Ministerio de Sanidad británico es advertir a los médicos del país de la inseguridad de tales anticonceptivos, que se vienen distribuyendo desde hace aproximadamente una década. Según The Economist (28-X-95), las siete marcas desaconsejadas por el Ministerio se recetan actualmente en Gran Bretaña a 1,5 millones de mujeres y suponen aproximadamente la mitad de las ventas de anticonceptivos prescritos en las consultas. En los últimos 14 años, han muerto por embolia en este país 24 mujeres que consumían píldoras que contenían desogestrol, y en 9 años fallecieron 14 que tomaban fármacos con gestodeno.
En Alemania, el Instituto Federal de Farmacología también ha prohibido, desde el 8 de noviembre y de modo preventivo, vender nueve marcas de anticonceptivos orales de tercera generación a las mujeres menores de 30 años que toman la píldora por primera vez. La decisión definitiva respecto a los fármacos se tomará el 30 de junio del próximo año. El Instituto berlinés ha declarado que, aunque los problemas de trombosis son poco frecuentes, «si se dan, pueden producir graves daños a la salud que pueden conducir incluso a la muerte».
En España, el Ministerio de Sanidad ha considerado que «no es procedente la retirada del mercado de los anticonceptivos que contengan gestodeno o desogestrol». En la nota de prensa se subraya, citando la opinión de la Agencia Europea de Evaluación de Medicamentos, la situación no definitiva de los estudios.
De las tres investigaciones que ha considerado la OMS, la de la compañía farmacéutica alemana se basa en una muestra de 900 mujeres, controladas en un total de 3.000 ocasiones; la elaborada directamente por la OMS reúne 11.200 controles de 3.800 mujeres de 17 países, mientras que la investigación de la Universidad de Boston se funda en una base de datos que contiene el historial de 4 millones de pacientes de médicos generalistas.