La aparente “verdad absoluta” de que más tiempo libre implica mayor felicidad no es un hecho matemático, al menos no cuando se comparan datos aportados por parejas casadas y con hijos, de un lado, y adultos solteros de otro.
Según estadísticas del American Time Use Survey (ATUS), que maneja Thomas O’Rourke en un artículo para la web del Institute for Family Studies, en efecto, los solteros disponen de más tiempo libre. “Los padres casados no solo tienen menos tiempo libre que los que no son padres y están solteros, sino que la brecha ha aumentado en las últimas dos décadas. En 2003, los solteros sin hijos tenían alrededor de 10 horas de tiempo libre al día, en comparación con las 9 horas y 15 minutos de los padres casados. En 2021, la brecha entre padres casados y adultos solteros sin hijos había aumentado a más de una hora (9 horas y 40 minutos para las personas solteras sin hijos, en comparación con 8 horas y 30 minutos para los padres casados)”.
¿Qué hacen unos y otros con el tiempo libre? Los solteros dedican más del 45% de ese tiempo a socializar y a realizar actividades de ocio, a lo que los casados dedican el 35%. La respuesta a por qué, a pesar de disponer de más tiempo libre, los solteros se dicen menos felices radica en con quién lo pasan: dedican el 70% de su tiempo de relajación y socialización a recrearse frente a una pantalla –la tele, el ordenador, el teléfono–, y los casados, el 65% a lo mismo…, pero acompañados de sus familiares.
“Nuestro bienestar –señala O’Rourke– no depende únicamente de las actividades que realizamos, sino también de las conexiones sociales que mantenemos. Por lo tanto, incluso si los padres casados tienen menos tiempo para socializar y relajarse, es mucho más probable que pasen su tiempo en compañía de sus seres queridos. Dado lo que sabemos sobre las consecuencias del aislamiento social y los beneficios para la salud mental de estar cerca de la familia, las diferencias en el tiempo que se pasa con los demás podrían estar impulsando la brecha de bienestar entre estos dos grupos”.
Según explica el autor, en una época de creciente aislamiento social y soledad como la actual, no se debe subestimar el valor de la presencia de los familiares. Además, dice, “los padres casados dedican unas 10 horas más por semana al cuidado de otras personas, en comparación con los adultos solteros y sin hijos. Aunque los defensores de la soltería pueden calificar este tiempo como uno que de otro modo podría usarse para perseguir los intereses particulares, el tiempo dedicado a cuidar a los demás también es un correlato de mayor bienestar”.
“Dada la brecha de felicidad entre padres casados y personas solteras sin hijos, vale la pena tomar en serio la posibilidad de que más tiempo libre no conduzca a más felicidad, y cambiar el tiempo libre por tiempo en familia puede ser fundamental para promover el bienestar”, concluye.