El Parlamento sueco propuso el pasado abril revisar la legislación para que las uniones homosexuales sean también matrimonio. Contra lo esperado, la mayor parte de las reacciones de los ciudadanos, manifestadas en mensajes a los políticos, critican la reforma.
Ya desde 1995 las uniones homosexuales pueden obtener el reconocimiento jurídico de «parejas registradas», con los mismos derechos que las parejas casadas. En 2002 se aprobó también que las parejas homosexuales pudieran adoptar niños. Aunque la legislación es muy abierta, pocos homosexuales han hecho uso de ella: desde 1995, ha habido 1.700 parejas de hombres y 1.100 de mujeres que se han registrado, mientras que en un solo año se celebran unos 39.000 matrimonios.
Ahora se trata de que en el concepto de matrimonio el sexo sea indiferente, de modo que los homosexuales puedan casarse. En abril el Parlamento abrió una comisión para estudiar el asunto, a la que podían dirigirse las opiniones de los ciudadanos. El poder pronunciarse ha despertado un gran interés en la población. Y entre los que han manifestado su postura predominan los que están en contra.
Casi 40.000 personas han enviado mensajes de correo electrónico pidiendo que se mantenga el concepto de matrimonio como unión entre un hombre y una mujer. La reacción en contra ha sido mayor que cuando se planteó la posibilidad de que los homosexuales adoptaran niños.
Yvonne Andersen, diputada democristiana, declara al «Svenska Dagbladet» (8-09-2004) que ha recibido cartas de agradecimiento y de apoyo por su defensa del matrimonio. Le han escrito muchos jóvenes, y gente relacionada con grupos religiosos.
Algunos parlamentarios, sorprendidos por la respuesta popular, dicen que es una campaña organizada por algún periódico cristiano que ha aconsejado a la gente escribir al gobierno. Pero, como puede decirse de cualquier campaña, nadie les ha obligado a escribir.