Susanna Tamaro: los niños se preguntan sobre el sentido de la vida
La escritora italiana toca este tema en un nuevo cuento infantil
«A los niños hay que hablarles del Misterio de la vida, porque ellos lo perciben estupendamente. Y además, antes o después, todos nos topamos con este Misterio, con la vida y con la muerte». Es la opinión de la escritora italiana Susanna Tamaro, que acaba de publicar un nuevo cuento para niños en el que aborda -de modo sencillo- algunas cuestiones sobre el sentido de la vida. Cuestiones que, para algunos, estarían fuera de lugar en un cuento infantil.
Pero la joven escritora, que alcanzó la fama internacional con la novela Donde el corazón te lleve, justifica su actitud contra corriente señalando que los niños se hacen preguntas profundas mientras que los adultos, frecuentemente, eluden las respuestas. «Fingen llenarles de noticias, de enseñanzas, tal vez incluso ‘morales’, pero lo que se trasmite a los pequeños es sólo una apariencia de conocimiento. Se ocultan las preguntas más profundas, y se crean así neuróticos».
Y es que, según dice, vivimos en una sociedad que privilegia el hacer sobre la reflexión, ya que, en el momento en que uno se pare a pensar, «salen a flote las preguntas sobre el sentido de la vida, preguntas que se han cancelado, que se han sofocado durante tanto tiempo». Y, como no existen resortes para responderlas, viene la angustia. «¡Cuántos niños sienten hoy esa intranquilidad precisamente porque se les ha privado, se les ha robado, su espontaneidad, su capacidad para hacerse preguntas!»
La escritora critica cierta mentalidad actual que considera al hijo como una «propiedad», «un objeto para la realización de uno mismo, y no como lo que realmente es, una persona con su propio destino». Frente a esas y otras deficiencias, alaba el papel de los abuelos, los cuales conservan una concepción clara de la vida, de la familia, de lo que es necesario y de lo que no lo es. Para educar a los niños hace falta también saber decir que no: «A los hijos hoy se les concede todo, porque es más difícil decir no que sí. Si no se enseña a los niños que existen límites, no se les ayuda a hacerse grandes».
Por lo que se refiere a su nuevo cuento infantil (Tobia e l’ángelo), el cuarto que publica, en el que aparece un ángel que orienta a la protagonista, la escritora precisa que no se trata de una concesión a las modas: «El ángel de este libro es muy distinto de los ángeles de la New Age. Es el ángel custodio, una figura tan olvidada hoy que los niños la ignoran». Un ángel simpático, eso sí, pero que se presenta no como el salvador, sino como un simple mensajero del Creador.