Vejaciones en los orfanatos alemanes de la postguerra

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Colonia. En Alemania, entre 1949 y 1975, se calcula que entre 700.000 y 800.000 niños vivieron en orfanatos. Muchos de ellos no eran huérfanos en sentido estricto, sino hijos de madres solteras, algo que en los años cincuenta y sesenta -por mucho que hoy en día haya cambiado la apreciación- estaba considerado como una lacra.

Muy diferente era asimismo entonces el concepto general de educación; el dicho “la letra con sangre entra” se entendía en esas décadas en toda su brutal literalidad. Que, en esos orfanatos, se practicara la educación a través de un trabajo conscientemente duro, que incluía castigos corporales, respondía por tanto a una idea entonces reinante. Entre los castigos corporales se incluían los “arrestos” y la privación de la comida (“Te vas a la cama sin cenar”), penas estas en principio reconocidas en aquel entonces: en la educación, y en particular dentro de los orfanatos, el castigo físico se consideraba como un aspecto problemático, pero necesario.

Ahora bien, en bastantes casos los castigos superaron los límites, incluso según los parámetros entonces vigentes. Dichos maltratos y abusos pudieron llevarse a cabo durante años porque la sociedad alemana -principalmente en los años de postguerra- se mostraba claramente desinteresada por un sector social que consideraba marginal. Sin embargo, desde hace algunos años, los desmanes han ido saliendo a la luz y se han constituido asociaciones de afectados.

Escuchar a los afectados

La comisión de peticiones del Bundestag trató durante tres años estas cuestiones. Después de reconocer las injusticias sufridas y considerar que las actividades -y sobre todo, la reparación- superaban el marco parlamentario, el Bundestag creó hace dos años una “Mesa Redonda” en la que representantes de los afectados se han reunido con los de los titulares legales de los orfanatos (Iglesias, estados federales alemanes y organizaciones de beneficencia). La Mesa Redonda estuvo moderada por la antigua vicepresidenta del Bundestag y de Los Verdes, Antje Vollmer, y emitió su informe final el 13 de diciembre de 2010, en el que se proponen indemnizaciones por un total de 120 millones de euros.

El informe final subraya que la situación era muy diferente de una región a otra, de un titular a otro, e incluso de un orfanato a otro: si bien muchos recuerdan esos años como un “martirio”, otros conocieron allí a personas a las que han quedado muy agradecidos. Un tercio de los que dirigieron quejas a la Mesa Redonda refirieron haber sido víctimas de abusos sexuales de los más diferentes tipos y duraciones, incluida la violación repetida, también durante años. Como autores (sobre todo, hombres) mencionaron principalmente a educadores, directores de los orfanatos y sacerdotes, pero también a gente externa como médicos o los campesinos y demás personas de las casas particulares a las que se “prestaban” menores de los orfanatos para que trabajaran allí. Este supuesto, el de la violencia sexual, era un delito grave, entonces como hoy; pero en las décadas de 1950 y 1960 estuvo silenciado por ser tabú. Las víctimas no tenían posibilidad de hacerse oír; se encontraban en la más absoluta indefensión.

En orfanatos religiosos y en los estatales

No obstante, conviene delimitar las vejaciones y abusos sufridos en los orfanatos de los abusos sexuales que, tanto en centros estatales, privados o confesionales, han ido dándose a conocer a lo largo de 2010: unos y otros casos se tratan en diferentes “Mesas Redondas”. También se ha de señalar que no es un problema específico de instituciones dirigidas por religiosos. Estos regentaban el 65% de los orfanatos, mientras que el 25% correspondía a instituciones estatales y el 10% a asociaciones particulares.

Por ejemplo, la Landschaftsverband (administración territorial) de Westfalen-Lippe (LWL) ha emitido un comunicado pidiendo perdón por las vejaciones infligidas a muchos de los que vivieron en sus orfanatos: “No podemos dar marcha atrás; pero sí podemos ayudar a los afectados en la medida de lo posible”. La LWL encargó en 2007 a historiadores un estudio sobre los abusos cometidos en los orfanatos de Westfalia entre 1945 y 1980, periodo en que la LWL era responsable de la educación pública y regentaba orfanatos propios. Según dicho estudio, dominaba allí un estilo autoritario que incluía castigos corporales, encierros, privación de alimentos o la ridiculización de los niños que se orinaban en la cama.

Indemnizaciones aprobadas

Por parte de las Iglesias se han pronunciado el presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo Robert Zollitsch, quien se mostró satisfecho con una solución que tiene en cuenta la principal reivindicación de los afectados; de nuevo pidió perdón a las víctimas que sufrieron vejaciones en orfanatos de instituciones religiosas. El presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica, Nikolaus Schneider, abogó por la creación rápida de un fondo, sin obstáculos burocráticos. El Fondo se financiará, a partes iguales, por el gobierno central, los estados federados y las Iglesias. Estas han sido las primeras en reconocer su culpa, mientras que en el caso de los organismos estatales todavía hay dudas de si reconocerán su responsabilidad y correrán a cargo de los gastos.

En cualquier caso, habrá que estudiar cada caso individual antes de recibir esa ayuda, pues no todos los que estuvieron en un orfanato fueron víctimas de maltratos o abusos; hasta ahora, en la oficina creada ex professo en la primavera de 2009, solo se han presentado unos 650 afectados. Con todo, Antje Vollmer está satisfecha de haber conseguido lo que deseaba desde un principio para las víctimas de los orfanatos. Resumiendo, la ex política de Los Verdes declaraba que no se trata de buscar “chivos expiatorios institucionales”, pues en los primeros años de la República Federal de Alemania hubo “muchos lugares del mal”: en las décadas de 1950 y 1960 “el país aún estaba inmaduro”.