Gobierno deplorable y militarizado vive México

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Unidad de la Guardia Nacional de México en un desfile militar (2019)

Como no sucedía en cincuenta años, México se perfila día con día hacia la instauración de un gobierno de izquierda autoritario que podría terminar en una nueva dictadura de partido, pero ahora dominado por una sola persona.

A diferencia de los tiempos del imperio del PRI que gobernó setenta años a los mexicanos apoyado en una camarilla, Andrés Manuel López Obrador se perfila para extender su poder utilizando para ello a su partido Morena y a las fuerzas armadas.

En reciente artículo, la analista Denise Dresser advierte que “la Cuarta Transformación se está convirtiendo en la Cuarta Militarización, aunque López Obrador y sus seguidores afirmen lo contrario”.

Desde su llegada a la presidencia en diciembre del 2018, López Obrador se ha dedicado a desmantelar programas y proyectos de gobierno que no le simpatizan, pero sin ser sustituidos por otros más eficientes.

Tal es el caso del aeropuerto de Texcoco que estaba destinado a convertirse en el “hub aéreo” más importante de América Latina y que canceló porque dañaría la ecología y por contratos plagados de corrupción que supuestamente negoció el anterior gobierno con empresas privadas, situación que jamás fue comprobada.

Sustituyó el magno proyecto por un aeropuerto de segundo nivel de nombre Felipe Ángeles, cuya planeación y construcción dejó en manos del Ejército Mexicano, a más de seis meses de su apertura dicha terminal aérea opera un promedio de 46 vuelos diarios contra 900 del aeropuerto de la Ciudad de México.

Pero no solo el proyecto del nuevo aeropuerto fue entregado a los militares, lo mismo sucedió con infinidad de actividades –actualmente las fuerzas armadas controlan alrededor de 246– que en el pasado eran manejadas por autoridades civiles como es el caso de las aduanas, la distribución de medicinas, programas sociales y recientemente la operación de la Guardia Nacional.

López Obrador prometió en el 2012 regresar al Ejército a sus cuarteles y crear una policía federal profesionalizada, luego en el 2016 fustigó el modelo bélico del gobierno de Enrique Peña Nieto al señalar que “no se resuelve nada” con medidas coercitivas y militarizadas.

En marzo del 2019 creó la Guardia Nacional bajo la promesa de que esta institución de seguridad pública sería comandada por civiles, no obstante, tres años después lanzó una iniciativa de ley para ceder el control operativo y administrativo de la GN a la Secretaría de la Defensa Nacional.

La propuesta se aprobó por la Cámara de Diputados sin ninguna modificación –265 votos a favor, 212 en contra y una abstención—el sábado 2 de septiembre. Dos días después el Senado la confirmó gracias a la mayoría de Morena en dichas cámaras.

Para reforzar la militarización de México, el Senado dio luz verde el pasado 4 de octubre a la reforma constitucional que extiende la presencia del Ejército en tareas de seguridad pública hasta el 2028. Se espera que en cuestión de días sea avalada por los diputados por mayoría calificada.

Una de las tácticas más utilizadas por López Obrador para fortalecer su gobierno ha sido la de desacreditar una y otra vez –casi siempre sin pruebas— a sus críticos a quienes llama adversarios y los tilda de traidores, corruptos, “fifís”, entre otros adjetivos ofensivos.

Nunca como en este sexenio los periodistas, empresarios, líderes políticos, funcionarios de organismos electorales, jueces, ministros de justicia, médicos y otros profesionistas que se han opuesto al actual gobierno, habían sido tan atacados por un presidente.

López Obrador utiliza a diario sus conferencias mañaneras de Palacio Nacional o de alguna base militar del interior del país, para lanzar sus agravios en contra de sus opositores a quienes agrede sin consideración alguna.

En el actual sexenio han sido asesinados 37 periodistas, 14 de ellos durante el actual 2022, lo que muestra el alto grado de inseguridad en el que trabajan los medios de comunicación.

Lo cierto es que la violencia en México cubre cada vez más regiones al tiempo que el poder del narco se incrementa en prácticamente todas las actividades de la vida nacional.

A casi cuatro años del régimen de López Obrador se han registrado más de 120 mil homicidios dolosos contra los 157,158 de la administración de Peña Nieto y los 121,613 de Felipe Calderón.

El gobierno morenista presume una reducción del 9.1 por ciento de homicidios dolosos en el último año; sin embargo, es tan alto su número que López Obrador no se escapará de implantar un nuevo récord de asesinatos al concluir su administración en octubre del 2024.

A ello hay que agregar las desapariciones forzadas de personas que suman varios miles y que han dejado devastadas a muchas familias mexicanas.

Las tácticas del crimen organizado son cada vez más crueles y letales: ejecuciones masivas, cuerpos decapitados y fosas comunes con cadáveres con huellas de torturas se encuentran semana a semana en parajes mexicanos.

Al mismo tiempo se generaliza en México la actividad de ejércitos de sicarios con flotillas de vehículos blindados, armamento de alto poder que incluye drones para tirar bombas y el uso de tecnología de comunicación moderna y sofisticada.

Estados Unidos ha cuestionado en diversas ocasiones la estrategia del gobierno mexicano, pero sin gran éxito. López Obrador insiste en su frase “abrazos y no balazos” para combatir a los delincuentes quienes toman cada día mayor poder y control territorial.

Ante ello la analista Denise Dresser advierte que “las fuerzas armadas no pueden reemplazar las labores policiales porque no saben cómo” y añade que la estrategia de seguridad pública coloca a México en la “categoría repudiable de países autoritarios como Arabia Saudita, Yemen, Irán, Corea del Norte y Siria”.

Así las cosas, todo indica que mientras avanza el tiempo menores son los resultados del gobierno morenista que pretendía transformar al país y a la sociedad mexicana.

Es cierto: existen más apoyos para los sectores desprotegidos, se gobierna con austeridad y el peso mexicano se mantiene estable a pesar de las tormentas económicas, pero estos logros no son suficientes.

El doctor Carlos Urzúa, ministro de Hacienda en el primer año de López Obrador y quien renunció por discrepancias sustanciales con miembros del gabinete, afirma que este gobierno concluirá con el Producto Interno Bruto per cápita más decepcionante desde 1934.

Para finales del 2022 el PIB per cápita se calcula llegará a los 9,440 dólares mientras que el promedio del PIB en los últimos tres años ha sido negativo: -0.3 por ciento en el 2019, -10.5% en el 2020 y 3.3% en el 2021.

Como referencia, España alcanzó en el 2021 un producto interno per cápita superior a los 30 mil dólares y se estima que en el 2022 cerrará en unos 30,500 dólares.

Urzúa plantea que el saldo del gobierno morenista es deplorable ya que las áreas de finanzas públicas, salud, educación y seguridad, entre otras, han empeorado desde el 2018.

Seguramente –acota el doctor en economía por la Universidad de Wisconsin— López Obrador será recordado por su amplia base electoral con cierta nostalgia, pero en términos objetivos pasará a la historia como un mal presidente, el peor quizás desde 1934.

En México es tradición que los mandatarios gobiernen con firmeza y cierta popularidad durante los primeros cuatro años del sexenio y posteriormente pierden fuerza y reconocimiento al grado de ser despreciados a su salida por la población mexicana.

El caso de López Obrador ha sido distinto, ganó la elección en el 2018 con el 53 por ciento de la votación para acumular al paso de los años un poder impresionante, Morena gobernará a finales de este año 21 de los 32 estados mexicanos, logro impensable para un partido con apenas diez años de vida.

Sin embargo, el quinto año está a la vuelta de la esquina y es cuando aflora el descontento hacia el presidente en turno, en este caso López Obrador sufrirá sin duda una recaída en su nivel de popularidad, pero aun así su partido Morena tendría la fuerza suficiente para refrendar su triunfo en la elección presidencial del 2024.

De ahí que el mandatario mexicano, nacido en Tabasco en un estado atrasado del sureste y que ahora goza de magnas inversiones, prepare el terreno para colocar a un sucesor a modo, tal como lo hizo Fidel Castro en Cuba y Hugo Chávez en Venezuela antes de fallecer.

Porfirio Muñoz Ledo, un legendario político mexicano de izquierda que rompió con el PRI en 1987 y acompañó a López Obrador en varias de sus aventuras, asegura que Andrés Manuel buscará implantar un “Maximato” con el ánimo de prolongar su poder y asegurar la permanencia de los cambios sociales realizados en su gobierno.

Para ello es clave la alianza que ha forjado con el Ejército y la Marina a quienes ha otorgado innumerables concesiones, incluyendo contratos de construcción, de distribución de medicamentos y como ya se mencionó la administración de la Guardia Nacional.

Según información obtenida por un hackeo a los archivos digitales de la secretaría de Defensa Nacional, López Obrador fundará una aerolínea comercial para ser manejada por el Ejército Mexicano, la noticia levantó una enorme polémica en el país.

Con la habilidad que le caracteriza en el manejo de su imagen política, López Obrador no necesitará destrozar el sagrado artículo constitucional mexicano de la no reelección, simplemente mantendrá el mando del país a través de incondicionales, siempre y cuando la economía del país no estalle antes de las elecciones del 2024.

Será catastrófico para México que Morena extienda seis años su gobierno como catastrófica es la situación que ya viven los mexicanos.

José Santiago Healy
healymediac@gmail.com

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