Dos iniciativas encaminadas a transformar el paisaje social de Medellín, Colombia, les alegran la vida a los niños de dicha ciudad, otrora azotada por la violencia del narcotráfico y hoy un sitio más apacible, según narran dos artículos publicados en un número de la revista colombiana Semana (agosto 2017), dedicado a la urbe.
La primera de ellas la cuenta el escritor argentino Mempo Giardinelli, quien recuerda que la primera vez que visitó la localidad colombiana, “la inseguridad y la violencia eran marcas demasiado poderosas, y una mañana me pregunté qué hacía allí y me prometí no volver”.
Pero volvió. Lo hizo a finales de los noventa, a una ciudad ya en transformación, y con un programa pensado para los chicos: el de Abuelas Cuentacuentos.
“A través de este (programa) –dice Giardinelli– miles de abuelos y abuelas asisten amorosamente, con lecturas literarias de calidad, a niños y niñas de barrios de escasos recursos de todo mi país”
Medellín, explica, fue la primera ciudad latinoamericana en implementarlo como política de Estado municipal, y sigue activo. “Nosotros siempre supimos que este programa, basado en dos principios fundamentales: que hay que dar de leer como hay que dar de comer, y que para leerle a un niño no se paga ni se cobra, era capaz de aportar a la solución de problemas concretos como los que padecen ciudades y comunidades urbanas sometidas a la violencia”.
Entretanto, otro buen proyecto, esta vez con el alcalde de Medellín al frente, va encaminado a sacar de las calles a los chicos y llevarlos de vuelta a la escuela. Se titula “Contamos con vos”, y lo lleva adelante un grupo de profesionales armados con un megáfono, que todas las mañanas salen a invitar a los chicos ociosos a retomar su preparación para la vida.
Según Semana, la iniciativa arrancó en septiembre de 2016 y ha logrado rescatar a más de 1.500 menores de edad que habían dejado atrás las aulas. Luis Guillermo Patiño, secretario municipal de Educación, explica que son los niños y adolescentes de educación secundaria los más proclives a tirar la toalla, en buena medida por la falta de acompañamiento por parte de sus padres, por no haber podido incorporarse a tiempo al curso, o por haber repetido un año.
Por ello, señala la publicación, un componente fundamental es el acompañamiento psicosocial y el apoyo material, a saber, en uniformes, transporte y ayuda de alimentación. El objetivo es que persistan, que no se rindan, y de momento, hasta el 95% de los que se han dejado ayudar permanecen en su pupitre.
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