Chile: para ganar hay que negarse

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Gabriel Boric

Santiago.— Los chilenos se pronunciaron en la elección más importante del último medio siglo y le dieron un amplio triunfo a Gabriel Boric (55,9%; en la foto), el candidato del Frente Amplio (versión local del Podemos español) en alianza con el Partido Comunista, frente al derechista José Antonio Kast (44,1%), que había obtenido la primera mayoría en la primera vuelta. Sin embargo, en este proceso los candidatos hicieron tantas concesiones que resulta difícil saber si son los mismos de antes.

Día de la elección presidencial, 19 de diciembre, 18.00. En menos de dos horas ya sabremos quién es el ganador. Para los chilenos de hoy, parece normal vivir en un país donde se pueden conocer los resultados electorales con una prontitud impensable en otras naciones, lo mismo que haber reducido drásticamente la pobreza, haber derrotado la desnutrición infantil y tener expectativas de vida superiores a las norteamericanas.

Temprano en la mañana votó Gabriel Boric (35 años), el candidato del Frente Amplio en alianza con el Partido Comunista. Desde hace diez años ha basado su discurso en convencer a los chilenos de que viven en uno de los países más injustos y desiguales del continente. La responsabilidad fundamental, para él, es de la centroizquierda, que a partir de 1990 condujo la transición a la democracia con el modelo económico heredado de Pinochet: bajos aranceles, fomento de los tratados de libre comercio, fuerte inversión extranjera e iniciativa privada en los diversos sectores de la vida social.

El Frente Amplio consiguió en pocos años que una significativa cantidad de jóvenes inteligentes y educados en las mejores universidades se dedicara a la política y que apoyara con entusiasmo la idea de destruir lo que, de modo un tanto impreciso, se llama el “modelo neoliberal”. Han mantenido una actitud ambigua, cuando no favorable, ante la violencia que se ha manifestado en Chile desde la crisis de 2019, y han sido partidarios de recibir a toda suerte de inmigrantes, legales o no.

A la misma hora había votado José Antonio Kast (55 años). Su discurso de los últimos años era exactamente el reverso del anterior: achicar el Estado, fomentar la libertad económica, detener la inmigración ilegal y, fundamentalmente, poner coto a la violencia y reestablecer el orden. Su base electoral está en los mayores de 50 años y en las regiones, mientras que Boric arrasa en las preferencias de los menores de 35 y tiene la mayoría en Santiago.

Inmediatamente después de la primera vuelta, Boric asumió el discurso de orden que hasta entonces había sido patrimonio de su adversario, Kast

Ambos poseen una cosa en común: hace seis meses ninguno de ellos soñaba con la posibilidad de ser presidente de Chile. Se observa en sus programas, que estaban dirigidos simplemente a sus partidarios y no eran aptos para captar la adhesión de grandes mayorías. La suya era una política hecha para un nicho, pensada en preparar el ambiente para alcanzar la presidencia en las elecciones de 2025. Pero de pronto se encontraron en los primeros lugares de las encuestas, y ganaron en la primera vuelta electoral el 21 de noviembre pasado. En esa ocasión, para sorpresa de la izquierda, Kast obtuvo la mayoría de las preferencias (28%), aunque, como ha sucedido en los últimos años, un poco más de la mitad de los potenciales votantes no sufragó, lo que muestra el desencanto de la población con la política.

El gran cambio

Para enfrentar la segunda vuelta ambos candidatos debían dar tranquilidad al resto del país, lo que significaba moderar sus discursos. En este campo, la tarea de Kast era más fácil, porque sus votantes tradicionales estaban dispuesto a perdonarle sus concesiones con tal de alejar el fantasma del triunfo de una alianza izquierdista donde el Partido Comunista era un socio muy relevante. Consiguió la colaboración de la centroderecha, sacó de su programa los aspectos más controvertidos y lo mejoró en muchos aspectos. Hasta consiguió el apoyo de Mario Vargas Llosa, que unos años atrás se había referido en duros términos a la “derecha cavernaria” durante una visita a Chile.

El caso de Boric era más difícil, porque debía acercarse al centro sin enajenar la voluntad de sus seguidores tradicionales. Su reacción fue inmediata y constituye una muestra de gran habilidad política. No habían pasado 24 horas de la votación y ya había asumido el discurso de orden que hasta entonces había sido patrimonio de su adversario. Prometió enfrentar con decisión la violencia del narcotráfico, limitar la inmigración ilegal y, lo que fue más sorprendente, retrocedió en sus propuestas de indultar a las personas que están presas por los saqueos e incendios que tuvieron lugar a lo largo de todo Chile con ocasión de la crisis desatada el 18 de octubre de 2019. Puso nuevas caras en su equipo asesor, moderó su programa económico y reivindicó la necesidad de acuerdos políticos con todos los sectores, que era precisamente lo que le había criticado a la centroizquierda de los últimos treinta años.

Una duda es si la nueva moderación de Boric se contagiará a la convención constitucional, donde hasta ahora domina la izquierda radical

Hasta su apariencia física sufrió un cambio considerable: adoptó maneras pausadas, utilizó una ropa más formal y empezó a hablar con aire de estadista. En suma, se negó a sí mismo. Todo esto tomó por sorpresa a Kast, que de pronto vio que su adversario enarbolaba parte importante de sus banderas.

Además, Boric recibió de inmediato el apoyo sin condiciones de toda la centroizquierda, comenzando por el ex presidente Ricardo Lagos, cuya política económica “neoliberal” había sido el blanco preferido de los ataques del Frente Amplio.

¿Qué Boric?

19.40: Ya está escrutado el 69% de los votos. Sabemos que el nuevo presidente se llama Gabriel Boric y que ha ganado por una amplia mayoría. Solo nos quedan dos grandes dudas. La primera es qué Boric será el que el 11 de marzo entre al Palacio de La Moneda. ¿El joven que hace menos de un año decía que no iba a ser candidato presidencial porque le faltaba experiencia? ¿El de los discursos radicales, que mostraba una actitud complaciente frente a la violencia y cuyas propuestas económicas han contribuido a provocar una gigantesca fuga de capitales al extranjero en los últimos meses? ¿O el político astuto que se ha acercado a la centroizquierda, que ha convocado a economistas reputados y que reivindica la necesidad de amplios entendimientos para enfrentar los grandes problemas nacionales?

La segunda gran duda es cómo repercutirá este amplio triunfo en la convención que en estos momentos redacta un nuevo texto constitucional, donde los sectores más radicales, entre ellos el Partido Comunista y ciertas agrupaciones de ultraizquierda, han tenido hasta ahora un amplio protagonismo. Es posible que este triunfo los mueva a extremar sus propuestas. Pero si es así, y si Boric no consigue tener éxito en la propuesta moderada que ha ofrecido en las últimas semanas, entonces corre el riesgo de que los chilenos rechacen el proyecto de nueva Constitución en un plebiscito que tendrá lugar el año próximo. Ese es un peligro que el nuevo presidente no puede permitirse, entre otras razones porque sabe que si él fracasa, el triunfo de la derecha en 2025 parece asegurado.

19.40: El derrotado Kast ha declarado: “Acabo de hablar con Gabriel Boric y lo he felicitado por su gran triunfo […] merece todo nuestro respeto y colaboración constructiva”. A esa hora, quedaban menos del 10% de sufragios por escrutar y ya se oían las bocinas de los autos que celebraban en las calles el triunfo de Boric. La rapidez con que conocemos el resultado de la elección más importante del último medio siglo muestra que en Chile hay cosas que funcionan muy bien. Es decir, que no todo era tan malo como pensaba el primer Boric. Veremos qué hará con ellas el segundo Gabriel Boric.

20.00: 98,77% de los votos escrutados. Muy pocos votos blancos y nulos, participación del 54,9%. Hoy caerá la Bolsa y subirá el dólar mientras no sepamos quién acompañará a Boric como ministro de Hacienda, porque “dime con quién andas y te diré quién eres”.

Joaquín García-Huidobro
Profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes, columnista político del diario El Mercurio. Autor de Bencina y pasto seco. La crisis chilena en perspectiva (1990-2020)

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