Berlín. Alemania elige el próximo domingo (23 de mayo) un nuevo presidente federal, que ejercerá la jefatura de Estado durante los próximos cinco años. Claro favorito para tomar el relevo del socialdemócrata Johannes Rau es el ex director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Horst Köhler. Köhler considera que la fe cristiana es un «cimiento importante de la Europa unida» y que esto debe reflejarse en la futura Constitución Europea.
Este economista de 61 años es candidato conjunto de la alianza democristiana CDU/CSU y el Partido Liberal (FDP) y se enfrenta a la presidenta de la Universidad Viadrina de Fráncfort del Óder, Gesine Schwan, candidata de la coalición socialdemócrata-verde del canciller Gerhard Schröder.
En Alemania, el jefe de Estado es elegido por la llamada Asamblea Federal, que se reúne cada cinco años con este único fin. El órgano está compuesto por los 603 diputados del Bundestag (Cámara baja) y un número similar de enviados de los 16 parlamentos regionales. Actualmente, CDU/CSU y FDP tienen en la Asamblea Federal 73 votos más que el bloque «rojiverde» de Schröder. Por ello, la elección de Köhler se considera segura.
El presidente alemán renuncia a su militancia partidista al asumir el cargo y sus funciones son limitadas. Es el principal representante del país en el extranjero y cumple funciones formales en la formación de gobierno y en el proceso legislativo. Pero también es considerado una autoridad moral y tiene libertad para pronunciarse públicamente sobre temas de actualidad, principalmente en el terreno social, aunque con ello tenga que criticar abiertamente al gobierno o los partidos. Así, por ejemplo, el presidente Rau pronunció la semana pasada un discurso en el que lamentó que, debido a las luchas de poder entre gobierno y oposición, Alemania no haya conseguido aprobar todavía su nueva ley de inmigración.
Por su parte, el con seguridad futuro presidente, Horst Köhler, nació en Polonia en el seno de una familia de agricultores alemanes. Es miembro de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU), el principal partido opositor al actual gobierno, y como secretario de Estado de Finanzas a principios de los noventa representó al entonces canciller, Helmut Kohl, en numerosas negociaciones internacionales. En el año 2000 fue propuesto por el socialdemócrata Schröder para la jefatura del FMI, que ejerció hasta el pasado marzo. Köhler está casado desde hace 35 años y es padre de dos hijos. Abandonó sus responsabilidades en el gobierno en 1993 para poder dedicarse a su familia después de que su hija se quedara ciega. Posteriormente fue presidente de la Asociación Alemana de Cajas de Ahorro y más tarde titular del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), antes de llegar a la cima del FMI, en la que ha sido sustituido por el español Rodrigo Rato.
El debate sobre el aborto
En una entrevista con el semanario católico Rheinischer Merkur (6-V-2004), Köhler asegura que en el debate en torno a la investigación con células madre embrionarias la protección al no nacido debe ir por delante de la experimentación científica. «No todo lo que es posible desde el punto de vista técnico-científico debe estar permitido», dijo. Al mismo tiempo, consideró que en Alemania debe haber un nuevo debate en torno a la ley del aborto. En el país, el número de interrupciones voluntarias del embarazo se ha estabilizado en torno a las 130.000 anuales, frente a los 715.000 nacimientos que se registraron el año pasado.
«Considero especialmente lamentable el alto número de abortos tardíos», declaró Köhler al semanario. En Alemania, los abortos después de la vigésima semana de embarazo no están penados si se intenta evitar algún peligro para la salud física o mental de la madre, aunque suelen ser practicados cuando se detecta alguna malformación en el feto. Según la Oficina Federal de Estadísticas, en el país se efectuaron el año pasado 217 abortos después de la vigésimo tercera semana de embarazo.
En referencia a los abortos tardíos, Köhler afirma: «En el trato personal con gente impedida se puede observar una y otra vez que son igual de alegres e igual de tristes que todas las personas y que su vida tiene el mismo valor que la de la gente sin minusvalías. No se puede y no se debe diferenciar el valor de la vida según el criterio de una traba psíquica o física».
En la misma entrevista, Köhler considera que la fe cristiana es un «cimiento importante de la Europa unida» y se pronuncia a favor de que esto se refleje en la futura Constitución Europea. Según Köhler, esto es importante porque «este mundo no es sólo un objeto de la actuación técnica, económica y monetaria. Necesitamos una base ética para nuesta actuación y nuestra obligación de tratar responsablemente al ser humano y a la naturaleza. El cristianismo con su fe en Dios, su tradición y su imagen del hombre nos muestra, creo, un camino correcto. Lo digo por experiencia propia: en situaciones críticas mi fe me ha ayudado a no perder la cabeza y mantener el optimismo».
Vicente Poveda