Bruselas.— La última gran crisis comunitaria se ha vivido con preocupación entre los socios, no solo porque peligraban los fondos europeos para la recuperación post-covid, sino porque una vez más se han puesto de manifiesto las tensiones existentes en el seno de la Unión acerca del proyecto europeo y su futuro.
Las miradas, poco amables, han ido dirigidas contra Polonia y Hungría que en el terreno de juego, o más bien de batalla, representan al “feo” y al “malo” mientras que desde Bruselas, “el bueno”, se intenta apaciguar el debate y buscar compromisos que permitan seguir tomando decisiones, especialmente en un momento tan grave como el que vive el continente en plena pandemia.
¿Pero qué fundamento hay en de las quejas de los socios contra…
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