Tras la invitación de los países BRICS a seis Estados para convertirse en miembros de su bloque, y la celebración del foro del G20 en India, se impone la reflexión. ¿Crece la polarización entre los BRICS y el club de las potencias occidentales? ¿Prima en los BRICS la economía, la geoestrategia o la ideología? ¿Significa algo un BRICS ampliado?
La última pregunta es la que se ha formulado hace unas semanas el economista Jim O’Neill, ex presidente de Goldman Sachs Asset Management, tras la XV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los BRICS, que tuvo lugar en Johannesburgo (Sudáfrica), a finales de agosto.
Tiene sentido mencionarla aquí, porque Jim O’Neill fue quien acuñó en 2001 el acrónimo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Veintidós años más tarde, el economista reflexiona: “Ahora que los BRICS aceptarán nuevos miembros, uno se pregunta si el grupo puede plantear un desafío genuino a las instituciones de gobernanza global predominantes”.
Los análisis previos y posteriores a la cumbre sudafricana de los BRICS, a cuyo acrónimo se ha añadido un + hasta configurarse como BRICS+, son divergentes. Sin embargo, hay datos incuestionables.
Por ejemplo, el mayor peso internacional del bloque de estos países todavía denominados emergentes, debido a su ampliación. Los invitados a formar parte como miembros de pleno derecho del club, a partir del 1 de enero de 2024, son Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Como declaró el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, “la familia de los BRICS gana en importancia, estatura e influencia en el mundo”.
Mayor peso en la economía mundial
Diversos analistas han destacado la inclusión de Arabia Saudí e Irán, dos de los mayores productores de petróleo del mundo tras Estados Unidos, en especial Arabia Saudí. Se estima que tras la prevista ampliación, el Producto Interior Bruto (PIB) de los países BRICS+ pasará del actual 25% al 37% mundial. Desde el punto de vista demográfico, estos países alcanzarán casi la mitad de la población del planeta (47%).
El G7, el foro al que miran de modo permanente los BRICS, está compuesto por siete países democráticos industrializados –Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido–, más la Unión Europea como invitado permanente, un octavo miembro desde 1981. Entre todos representan alrededor del 10% de la población mundial, muy inferior a los BRICS, pero suponen el 45% de la renta bruta mundial.
Según organismos internacionales, el peso de los países del G7 en la economía mundial es decreciente, pues llegó a representar hasta el 75% del total. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha llegado a estimar que en 2023 los países BRICS tendrán colectivamente un PIB de 56 billones de dólares, mientras que se prevé que las naciones del G7 tengan un PIB de 52 billones.
Objetivos de Brasil y alerta de China
Como suele suceder en ocasiones, las palabras de mayor contenido de los líderes tuvieron lugar al margen de la cumbre. El presidente de Brasil, Lula da Silva, señaló que “el G7 es un club cerrado (…). No queremos ser eso. Queremos crear una institución multilateral y proponer algo distinto”, para añadir que “este bloque [el de los BRICS+] no pretende desafiar a otras coaliciones internacionales, como el G7, o a Estados Unidos, sino organizar el llamado Sur Global. Sólo queremos organizarnos”.
En su intervención oficial en Johannesburgo, el presidente chino, Xi Jinping, mencionó, según CGTN (un canal en inglés de la Televisión Central de China), que “un refrán chino dice: la victoria está asegurada cuando la gente une sus fuerzas; el éxito está asegurado cuando la gente junta sus cabezas. Sigamos comprometidos y unidos para construir una comunidad de desarrollo compartido”.
Más tarde, en un Foro empresarial al que no pudo asistir, se leyó su mensaje, en el que pidió al mundo que “evite caminar sonámbulo hacia el abismo de una nueva guerra fría”, y denunció que “algún país, obsesionado con mantener su hegemonía, ha hecho todo lo posible para paralizar a los mercados emergentes y a los países en desarrollo”.
Según la mayoría de analistas, China ha obtenido lo que quería, la ampliación. Como ha sintetizado Expansión, los BRICS “suman poder frente a Estados Unidos y la UE”. Medios árabes, como Al Mayadeen, subrayan asimismo que “la Declaración de Johannesburgo puso fin a todos los rumores sobre las reservas de Brasil e India respecto a la expansión de los BRICS”.
Contraataque de los medios occidentales
En estas semanas, diversos medios occidentales, en especial británicos, han formulado severas críticas a los BRICS, incluso desde antes de la cumbre. La primera surgió del área de Negocios del Financial Times, que tituló: “Cómo los países del BRICS corren el riesgo de convertirse en satélites de China”, apuntando también a un “serio desequilibrio”.
El rotativo británico explicaba que durante el auge de las materias primas en la década de 2000, la fabricación china de bajo coste se benefició de las reformas económicas de Deng Xiaoping. Aunque otros países también gozaron de años de cierta bonanza económica a finales del siglo XX y principios del XXI (Rusia, Brasil, Sudáfrica o India), “sólo China consiguió avanzar de forma significativa hacia el estatus de país rico adoptando los avances tecnológicos para convertirse en una economía basada en el conocimiento”.
“Los demás países permanecieron estancados en modelos de bajo crecimiento excesivamente dependientes de las materias primas, con un aparato político obstaculizado por diversas combinaciones de disfunción política y corrupción”, añadía.
Además, el FT calificaba la idea de una nueva moneda de los BRICS, planteada por Lula da Silva, como “una fantasía”. Finalmente, el diario británico aseguró que “el apoyo de China a otros miembros de los BRICS tampoco es exactamente incondicional. (…) Incluso dejando a un lado su larga rivalidad militar con India, mientras China ha dado cobertura diplomática a Putin tras la invasión de Ucrania, Pekín está cobrando por ello comprando petróleo ruso por debajo del precio del mercado mundial”.
Según el Financial Times, “los BRICS no son un comité capaz de gobernar el mundo”, y “sus debilidades como foro de formulación de políticas son evidentes”.
Otra de las mayores críticas al futuro de los BRICS se refiere a las relaciones entre las dos grandes superpotencias demográficas de la alianza, India y China. “Aunque es muy posible que China e India se conviertan en la segunda y tercera economías del mundo, respectivamente, a finales de esta década, cada vez hay menos cosas en común entre ellas”, ha escrito Matthew Lynn en el diario El Economista. De hecho, llega a apuntar que “puede que el verdadero conflicto geopolítico del siglo XXI no sea entre China y Occidente, sino entre China e India”.
División por Ucrania
La organización de la Cumbre sudafricana generó numerosas tensiones por la posible presencia del presidente ruso Vladímir Putin, que finalmente no acudió, al estar bajo mandato de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) por la guerra de Ucrania. Como miembro de la Corte, Sudáfrica se habría visto obligada a detenerle al entrar en el país.
Esta guerra ha provocado grietas en los BRICS. En marzo tuvo lugar en la Asamblea General de las Naciones Unidas una sesión especial para aprobar la resolución que condenaba la invasión de Ucrania. La resolución resultó aprobada con el voto favorable de 141 países de los 193 Estados miembros, con cinco votos negativos: Rusia, Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea. Sin embargo, 35 países se abstuvieron en la votación, entre ellos China, India y Sudáfrica, integrantes del bloque de los BRICS junto a Rusia. Además, Brasil votó a favor de la resolución.
¿Un G20 resucitado?
¿Significa algo un BRICS ampliado?, se preguntaba Jim O’Neill. Pues bien, ésta es su respuesta, en cuatro puntos: 1) el poder simbólico de los BRICS crecerá; 2) Estados Unidos y China dominarán sus respectivos grupos incluso más que en el pasado; 3) lo que el mundo necesita es un G20 resucitado, que incluya a los mismos actores clave, además de otros; sigue siendo el mejor foro para abordar cuestiones verdaderamente globales; 4) el grupo de los BRICS podría ser más eficaz si los miembros clave tuvieran objetivos compartidos.
El “creador” de los BRICS aconseja resucitar el G20, principal foro de cooperación económica internacional, compuesto por las veinte economías más importantes del mundo (19 más la UE), que representan el 85% del total. Se da la circunstancia de que India, colíder de los BRICS, ocupa la presidencia hasta el 30 de noviembre de este año.
¿Sería viable “rescatar” el G20, donde se encuentran Estados Unidos y China? ¿O vamos a un nuevo orden internacional? El mayor obstáculo son las reticencias de Xi Jinping, han manifestado algunos investigadores a la CNN. En cuanto a la posibilidad de que algunos BRICS, o todos, acaben convirtiéndose en satélites de China, según la hipótesis del Financial Times, sería una opción ciertamente dramática abdicar de las libertades.