En Estados Unidos, la polarización ideológica está condicionando la forma en que demócratas y republicanos se posicionan ante la libertad de expresión, uno de los derechos protegidos por la Primera Enmienda de la Constitución. Mientras la izquierda tiende a verla ahora como una fuente de agravios y aboga por ponerle coto, la derecha la entiende como un dique frente a los dictados de lo políticamente correcto y propugna su expansión.
El pasado 27 de junio, la juez progresista del Tribunal Supremo Elena Kagan sorprendió a propios y extraños por la dureza con que acusó a sus colegas conservadores de convertir la Primera Enmienda en un arma. La magistrada aludió a dos casos.
El primero era una sentencia –dictada ese mismo día– contra una ley …
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