“Si la filosofía deja de ser la doctrina de la buena muerte, tampoco lo es de la vida buena. Entonces desaparece, deja de existir y ya no quedan más que los sofistas”. Así concluía un discurso Robert Spaemann (1927-2018), tras evocar la vida y la muerte de Sócrates. Varios años después, el pasado 10 de diciembre, el filósofo alemán culminaba una existencia lograda. Con su muerte, perdemos a uno de los pensadores más lúcidos y profundos de nuestro tiempo. Un sabio que, con su vida y su pensamiento, desafió desde joven el relativismo moderno, encarnado ejemplarmente en el epigrama de David Hume: “Nunca avanzamos un paso más allá de nosotros mismos” (“We never really advance a step beyond ourselves”).
Ya en un temprano estudio, Reflexión y esp…
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