Francia sufrió hace algo más de diez años una gran agitación social y violencia en las barriadas extremas –banlieu– de París y de las grandes ciudades. Las autoridades consiguieron a duras penas frenar y encauzar el conflicto, reflejo de muchas carencias sociales en esas zonas urbanas: fracaso escolar, desempleo, pobreza, desintegración familiar, discriminaciones…
En el otoño de 2005, durante tres semanas de tensión, a raíz de dos muertes en confrontaciones con la policía, la violencia de los jóvenes sacó a la luz un desarraigo muy distinto al de los universitarios de 1968. Desde entonces, se han invertido miles de millones de euros en unos seiscientos barrios periféricos de Francia, donde viven ocho millones de personas, más de la mitad i…
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