Si la Iglesia no admite el sacerdocio femenino -se decía-, perderá a las mujeres. Sin embargo, y paradójicamente, tras la decisión de ordenar mujeres en la Iglesia de Inglaterra, el primer personaje anglicano importante que ha sido recibido en la Iglesia católica ha sido una mujer: Ann Widdecombe, de 46 años, subsecretaria de Seguridad Social en el Gobierno conservador. El acontecimiento ha ocupado un lugar destacado en los medios informativos y ha sido presentado como el preludio de nuevas defecciones en la Iglesia anglicana.
También en estos días los 36 obispos católicos de Inglaterra y Gales han celebrado una reunión en la que se estudió la posible respuesta a las peticiones de los anglicanos que desean pasar a la Iglesia católica. Al terminar publicaron un documento en el que se especifica que todo candidato deberá pasar por un proceso de admisión. Para unirse a la Iglesia católica, no basta rechazar la ordenación de mujeres, sino que es preciso manifestar, en un acto de comunión solemne, que se acepta toda la doctrina católica en materia de fe y costumbres.
Ann Widdecombe ya se había distinguido por sus críticas a la evolución de la Iglesia de Inglaterra. En un artículo publicado ahora para explicar las razones de su conversión, afirma que al permitir la ordenación de mujeres «la Iglesia anglicana ha sacrificado definitivamente su fe a los dictados de la moda». Pero también ha declarado a propósito del paso que acaba de dar: «Considero que es como cruzar el puente entre dos comuniones, no un salto sobre un abismo».
Ann Widdecombe fue recibida en la Iglesia católica en una ceremonia celebrada en la catedral de Westminster el pasado día 21. Los padrinos fueron dos católicos que son diputados, el liberal-demócrata David Alton y el conservador Julian Brazer. Esa misma tarde asistió a su primera Misa como católica en la capilla de la cripta del Parlamento. Las lecturas fueron hechas por John Patten, ministro de Educación, y por John Gummer, ministro de Agricultura, miembro del Sínodo anglicano que parece estar preparando también su paso al catolicismo.
Las ceremonias fueron celebradas por el sacerdote Michael Seed, asesor del Cardenal Hume, sacerdote que, por primera vez desde la Reforma, se encarga de prestar asistencia religiosa en la capilla del Parlamento. Desde principios de año se celebra una Misa católica en la capilla una vez al mes.