Cerca de cuatro millones de personas han peregrinado durante 1993 desde diversos lugares, especialmente de Europa, hasta Santiago para ganar el jubileo del Año Santo compostelano. En palabras del arzobispo Monseñor Antonio María Rouco a ABC (28-XII-93), «eso tenía un reflejo visual en la imagen diaria de la Misa de doce, llena como nunca. Muchas veces ha habido que cerrar las puertas porque la gente pugnaba por entrar y ya no se cabía».
La asistencia de peregrinos se ha calculado a partir de las comuniones administradas hasta el 30 de septiembre -un millón-, que, por extrapolación estadística, indican una afluencia de 3 millones de personas en los tres primeros trimestres del año. Ha sido llamativo el aumento del peregrinaje a pie o en bicicleta. Al final de septiembre se habían expedido 90.000 «compostelanas», certificado que exige haber recorrido un trayecto mínimo de 100 kilómetros a pie o de 200 a caballo o en bicicleta. Sin duda, muchos otros peregrinos recorrieron tramos más cortos sin derecho a compostelana.
Hasta la fecha mencionada, más de 6.000 parroquias, arciprestazgos, grupos y movimientos eclesiales, colegios y asociaciones de la Iglesia peregrinaron a Santiago. Más de 22.000 sacerdotes peregrinos han celebrado Misa en la catedral, sin contar los que lo han hecho en otras iglesias de la ciudad. Casi todas las diócesis españolas han organizado peregrinaciones colectivas, al igual que muchas de otros países, especialmente de Portugal, Francia, Alemania y Austria.
Al margen del aspecto turístico del peregrinaje, señala Mons. Rouco, «es muy significativa la afluencia enorme de penitentes que han hecho cola ante los confesionarios instalados en la nave central», y ante otros habilitados para la ocasión. «Me ha llamado la atención la profunda actitud religiosa de la gente en las celebraciones (…). Las conversiones personales han sido numerosísimas, y por eso creemos que el Año Santo dejará una huella positiva en las Iglesias de España y Europa», dice el arzobispo.
En cuanto a las causas del éxito de la peregrinación, Mons. Rouco señala que la Xunta de Galicia ha realizado un campaña publicitaria muy viva. «Pero todo eso no explica la respuesta tan masiva de la gente, la forma como vienen y lo que hacen». La mayoría de la gente apenas hacía turismo: «Prácticamente reducían su vivencia de Santiago a la asistencia a la Misa del peregrino; era una confluencia casi física en la catedral y su entorno, a pesar de que lo único que se les ofrecía allí eran cosas espirituales». El arzobispo de Santiago dice que una peregrinación tan populosa demuestra que «la gente sí cree en la vida eterna y en que el pecado es un obstáculo para alcanzarla»; que el cristianismo tiene más vitalidad de lo que se piensa, y que los diagnósticos de la situación de la sociedad no pueden reducirse a datos empíricos, sino que deben tomar en cuenta la relación entre los problemas sociales y los morales.