Al recibir, el 1 de febrero, a los obispos de Inglaterra y Gales, que habían acudido a Roma en visita ad limina, Benedicto XVI tocó un tema que les preocupa porque atañe a un aspecto de la libertad religiosa. Una reforma de la ley de igualdad, actualmente en trámite en el Parlamento británico, proyecta extender las protecciones contra la discriminación a nuevas categorías de personas. En concreto, prohibiría, en la contratación y en la provisión de servicios, el trato distinto por razón de la edad, la condición de homosexual o transexual, el estado civil (incluido el de pareja registrada), el embarazo o la maternidad, las creencias religiosas, la minusvalía.
En la redacción actual, sostienen los obispos, el borrador no contempla como es debido los casos en que la distinción sería relevante y justificada para la selección de personal por parte de una Iglesia. Sería contrario a la libertad religiosa, obligarla, por ejemplo, a emplear en un puesto de representación o enseñanza a alguien abiertamente contrario a su doctrina. La Conferencia Episcopal explica todo esto en una sección de su web.
Benedicto XVI se refirió al asunto en su discurso a los obispos. Primero afirmó la validez del principio de “igualdad de oportunidades para todos los miembros de la sociedad”. Pero, añadió, “el efecto de algunas leyes pensadas para alcanzar esa meta ha sido imponer limitaciones injustas a la libertad de las comunidades religiosas para actuar en conformidad con sus creencias”. La paradoja es que eso no casa, en algunos aspectos, con “la ley natural en la que se funda la igualdad de todos los seres humanos y que la garantiza”.
En cambio, al defender sus principios, la Iglesia hace una contribución específica al pluralismo. “La fidelidad al Evangelio no menoscaba en absoluto la libertad de otros: al contrario, presta un servicio a la libertad de ellos ofreciéndoles la verdad. Seguid insistiendo en vuestro derecho a participar en el debate público mediante el diálogo respetuoso con otros componentes de la sociedad. Haciendo así, no solo mantenéis las antiguas tradiciones británicas de libertad de expresión y leal intercambio de opiniones, sino además dais voz a las convicciones de muchos que carecen de medios para expresarlas”.
El Papa aludió también a la reciente iniciativa para acoger a los anglicanos que desean la comunión plena con la Iglesia católica (ver artículos al respecto en Aceprensa). “Os pido -dijo a los obispos- que seáis generosos para aplicar las disposiciones de la constitución apostólica Anglicanorum coetibus”, a fin de dar una acogida cálida cordial a esos fieles, que así recibidos, serán “una bendición para la Iglesia entera”.
En cuanto a la situación general de la Iglesia en el país, Benedicto XVI destacó varios signos positivos en medio de la tendencia secularizadora: “el entusiasmo suscitado por la visita de las reliquias de santa Teresa [de Lisieux], el interés ante la previsible beatificación del cardenal Newman, el deseo de muchos jóvenes de participar en peregrinaciones y en la Jornada Mundial de la Juventud”. Además, el Papa confirmó que irá a Gran Bretaña dentro de unos meses, en fecha aún por determinar.