Un Sínodo que no parece que vaya a dejarnos indiferentes. Esta es la impresión que dio la primera jornada de la asamblea, iniciada ayer con la amplia exposición de apertura del relator general, el Card. Péter Erdő. Hay debate, lo que no significa “polarización”, dijo a su vez el Card. Marx. Y el Papa intervino en la segunda jornada para insistir en que el horizonte del Sínodo no se limita al consabido tema de los divorciados.
Varios padres sinodales se han referido a la necesidad de reforzar la preparación al matrimonio, el acompañamiento a las parejas y la catequesis sobre la familia
El Card. Erdő comentó el Instrumentum laboris, el documento de trabajo alrededor del cual se desarrollan todos los trabajos del Sínodo. En su discurso, el cardenal húngaro, arzobispo de Esztergom-Budapest, subrayó la disciplina vigente sobre las condiciones para que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la Comunión. También rechazó las uniones homosexuales aunque recordó que la Iglesia es contraria a cualquier “injusta discriminación” de los hombres y mujeres con tendencias homosexuales.
La disciplina actual, dijo Erdő, no es “algo arbitrario”, sino “intrínseco a la naturaleza del matrimonio como unión permanente”. “Con respecto a los divorciados y vueltos a casar civilmente es necesario un acompañamiento misericordioso que, sin embargo, no deje ninguna duda sobre la verdad de la indisolubilidad del matrimonio como fue enseñado por el mismo Jesucristo. La misericordia de Dios ofrece perdón al pecador, pero requiere la conversión”, afirmó el relator del Sínodo.
Los divorciados vueltos a casar pueden comulgar aunque sigan viviendo juntos por “las necesidades de sus hijos o la suyas propias”, cuando con la ayuda de la gracia, “pueden practicar la continencia viviendo su relación de apoyo mutuo y de amistad. Estos creyentes también pueden acceder a los sacramentos de la penitencia y de la Eucaristía, evitando causar escándalo”, dijo el cardenal Erdő. “La integración de los divorciados vueltos casar en la vida de la comunidad eclesial se puede realizar de diversas maneras, diversas de la admisión a la Eucaristía”.
El Papa intervino para señalar que el Sínodo del año pasado no puso en cuestión la doctrina católica sobre el matrimonio y que el actual no se debe reducir al tema de la comunión de los divorciados
Un Sínodo pastoral
La línea de Erdő ha sido respaldada por el arzobispo de París, cardenal Ving-Trois. “Si alguien piensa que va a haber un cambio espectacular en la doctrina de la Iglesia, se quedará decepcionado”. Por su parte, Mons. Bruno Forte señaló ayer en la primera de las conferencias de prensa diarias que habrá durante la asamblea, que este es “un Sínodo pastoral, no doctrinal”, que no pretende proponer nuevas enseñanzas sino respuestas prácticas a las necesidades actuales. Ving-Trois añadió que la propuesta de Kasper no es una apertura total: “Es equivocado pensar que la teoría del cardenal Kasper consiste en abrir sin límites el acceso a la comunión”.
Sobre la pastoral con homosexuales, Erdő dijo que hace falta “una atención específica a las familias en las que viven personas con tendencias homosexuales y a estas mismas personas”, pero que en ningún caso se pueden admitir las uniones del mismo sexo. “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotamente, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”. También denunció, como hace el Instrumentum laboris, que ciertos organismos internacionales “condicionan las ayudas financieras a países pobres a la introducción de leyes que instituyan el ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo”.
También se refirió a los retos que tiene que afrontar la familia, colocándolos en el contexto socio-cultural contemporáneo y sus cambios antropológicos, caracterizados entre otras cosas por una “fuga de las instituciones”, entre ellas el matrimonio. En este contexto, el cardenal Erdő hizo un llamamiento a los pastores de la Iglesia a ser claros en la exposición de la doctrina. “Si decimos francamente a los demás lo que nosotros creemos, no hemos de tener miedo de que no nos comprendan, ya que también nosotros somos hijos de nuestro tiempo. Así, aunque no todos acepten el anuncio, la propuesta será comprensible”.
“Si decimos francamente a los demás lo que nosotros creemos, no hemos de tener miedo de que no nos comprendan, ya que también nosotros somos hijos de nuestro tiempo” (Card. Erdő)
No estrechar el horizonte del Sínodo
La relación de Erdő fue discutida en la sesión de la tarde de ayer, y desde luego no fue recibida con unanimidad, según ha escrito un padre sinodal, Mons. Jaime Fuentes, en un blog de la revista Palabra. Mientras un cardenal alemán la criticó, otros tres obispos la defendieron.
También se pidió revisar la metodología de trabajo de los Círculos menores, para que sus integrantes sean los que hagan la síntesis de las conclusiones que después pasarán a los redactores de la Relación final y estos grupos de trabajo tengan mayor peso (ver una útil explicación del programa y del sistema de trabajo del Sínodo en Iglesia en Directo). Según el procedimiento previsto, elaborar la Relación final compete a una comisión de diez miembros. Hoy, el Papa tomó la palabra para señalar, entre otras cosas, que ese método fue aprobado por él, según contó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, en la rueda de prensa de esta mañana.
En su intervención de hoy, Francisco subrayó también dos puntos, dijo Lombardi. Primero, que la doctrina católica sobre el matrimonio no fue puesta en cuestión en el Sínodo extraordinario del año pasado. Segundo, que no se debe empequeñecer el horizonte de los trabajos del Sínodo, como si se redujera al tema de la comunión de los divorciados.
Esta última observación parece pertinente. Ayer, en la primera rueda de prensa del Sínodo, hubo nueve preguntas de periodistas, y cinco se refirieron a eso o a la homosexualidad. Si bien la última fue de un periodista africano para quien, dijo, que esos eran problemas “occidentales” y quiso saber si los padres sinodales se habían ocupado de cuestiones importantes en África. En la rueda de prensa de hoy se dijo que, en efecto, algunos obispos de aquel continente habían aportado su perspectiva.
“Si alguien piensa que va a haber un cambio espectacular en la doctrina de la Iglesia, se quedará decepcionado” (Card. Ving-Trois)
Otras intervenciones trataron temas distintos de los dos consabidos. Varias recalcaron la necesidad de reforzar la preparación al matrimonio, el acompañamiento a las parejas antes y después de la boda, y la catequesis sobre la familia. Se habló además del papel de las mujeres en la familia y la discriminación que sufren en distinto ámbitos. De la diversidad de situaciones sociales y culturales, que exigen enfoques y soluciones pastorales distintas para cada parte del mundo. De la atención a los ancianos. Hasta ahora han hablado en el aula sinodal 72 padres de todas las regiones del mundo, y no han dicho todos lo mismo.
En unas declaraciones al diario italiano La Repubblica, el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, cardenal Reinhard Marx, negó que en el Sínodo haya polarización. “La base de la discusión no es tan controvertida; en un contexto como este es normal que haya opiniones distintas, pero no hay necesariamente contrastes”, dijo el cardenal Marx. Y añadió: “Creo que en el Sínodo hay que formular cosas nuevas. Sobre todo es importante que no se vaya por debajo del nivel de discusión puesto por el Papa: creo que tenemos que adecuarnos a lo que nos pide el Papa”.