Desaparece el principal grupo anti-sectas norteamericano

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La Cult Awareness Network (CAN), la organización anti-sectas más importante de Estados Unidos, con ramificaciones en otros países, se ha declarado en quiebra al perder un pleito con la Iglesia de la Cienciología. El juez ha condenado a la CAN a pagar 1,8 millones de dólares en indemnizaciones; aunque ha recurrido, como no tiene tanto dinero y no ha conseguido que se suspenda la sentencia mientras se revisa el caso, ha tenido que cerrar después de veinte años de actividad. Sus bienes saldrán a subasta.

El demandante es un joven que no pertenecía a la Iglesia de la Cienciología, la religión fundada por el escritor de ciencia-ficción L. Ron Hubbard, sino a un grupo pentecostal. Su madre acudió a la CAN, que la remitió a un «desprogramador» o especialista en tratar a adeptos a sectas. Muchos desprogramadores contrarrestan el «lavado de cerebro» sectario con métodos tan dudosos como los que emplean las propias sectas. El que se ocupó de ese joven lo secuestró y lo tuvo cinco días sometido por la fuerza al tratamiento hasta que se le escapó. La víctima puso una denuncia, pero el desprogramador fue absuelto en el proceso penal.

Sin embargo, el joven planteó luego un pleito civil, y un abogado de la Cienciología se prestó a representarle en el caso. En Estados Unidos, los procesos civiles no requieren pruebas tan firmes como los penales y no hay límite para las reparaciones que se pueden pedir. Esto ha hundido a la CAN, pues el abogado del demandante logró convencer al jurado.

La CAN nació en torno a un grupo de desprogramadores (ver servicio 145/94, pp. 3-4), siempre ha sido muy activa y se hizo célebre en Estados Unidos. No pocas veces, sus actuaciones han revelado fuertes prejuicios antirreligiosos. Organizaba conferencias y atendía más de 350 consultas telefónicas semanales sobre grupos religiosos. La mayor parte eran relativas a la Cienciología. Iba archivando las consultas, información sobre sectas y testimonios de ex miembros y otras personas. Ofrecía referencias sobre desprogramadores, algunos de los cuales fueron condenados por emplear la fuerza o medios delictivos.

La CAN y la Cienciología se tenían mutuamente en el punto de mira desde hace al menos cinco años. La secta, que posee grandes medios económicos, ha sostenido una campaña contra la CAN ante la opinión pública y los tribunales. Hasta ahora no había conseguido que prosperase ninguno de sus pleitos, pero con ellos causó graves perjuicios a la CAN. Los elevados costes judiciales pusieron a la organización anti-sectas al borde de la quiebra y le privaron de su seguro de responsabilidad civil, pues ninguna compañía quería ya contratar una póliza con la organización. La CAN terminó demandando a la Cienciología por acoso con pleitos infundados. La querella fue rechazada en primera instancia y está en fase de apelación.

En Europa, en cambio, la Cienciología está a la defensiva, sobre todo en Alemania y en Francia, donde es objeto de querellas judiciales. En un caso sobre el suicidio de un adepto francés, han sido condenados a penas de cárcel y otras accesorias un ex presidente y otros quince dirigentes de la secta por homicidio involuntario y estafa. El adepto contrajo fuertes deudas para atender las demandas económicas de la secta y se arrojó por la ventana después de recibir una visita del entonces presidente, el principal condenado en el juicio. La sentencia acusa a la secta de publicidad engañosa para «convencer a personas con problemas de que puede devolverles el equilibrio».

Distintos dirigentes de la Cienciología han recibido decenas de condenas desde los años 70, principalmente por estafa y ejercicio ilegal de la medicina (ver servicio 15/92).

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