Pocos días antes del 19 de abril, fecha en que se celebraba el 50º aniversario de la insurrección del ghetto de Varsovia contra los invasores nazis, Juan Pablo II ha dirigido una carta a las carmelitas de Auschwitz en la que les insta a abandonar el convento. «Ahora -escribe el Papa-, por voluntad de la Iglesia, debéis trasladaros a otro sitio, también en Auschwitz».
Ya está terminado el nuevo convento, a unos 500 metros del antiguo, anexo a un Centro de Información y Encuentros para peregrinos, especialmente dedicado a la oración y al diálogo judeo-cristiano. Mons. Glemp, arzobispo primado de Polonia, ha manifestado su deseo de que el traslado se realice lo antes posible, aunque todavía no se ha puesto la fecha.
El obispo de la diócesis, Mons. Tadeusz Rakoczy, que entregó a las 14 carmelitas la carta de Juan Pablo II, ha comentado que «las hermanas han aceptado con plena obediencia el deseo del Papa». Juan Pablo II les dice también en la carta que «cada una de vosotras es libre de continuar su vida de carmelita en la misma comunidad o regresar a su convento de origen».
Representantes del Congreso Judío Mundial habían amenazado con boicotear los actos conmemorativos del día 19, si las monjas no abandonaban el monasterio, adosado a los muros de lo que fue el campo de exterminio nazi. Desde que la comunidad religiosa se estableció allí en 1984, los judíos protestaron porque consideraban esta presencia como una intrusión en el mayor monumento a las víctimas judías del Holocausto nazi. La manifestación más notoria fue la protagonizada por el rabino Avi Weiss, que en 1989 irrumpió violentamente en el convento con un grupo de seguidores.
En 1987 se formó una comisión mixta para solucionar el problema, y se llegó al acuerdo de construir un nuevo convento, próximo al anterior, en el que pudieran vivir las monjas. Después de superar problemas económicos se ha conseguido, y parece que en breve se puede cancelar el problema que era considerado por algunos dirigentes judíos como un grave obstáculo para el diálogo con los católicos.