Los círculos menores del Sínodo de obispos han publicado sus relaciones sobre la segunda parte del Instumentum laboris, que aborda el “Discernimiento de la vocación familiar”. Entre los temas que han subrayado se encuentran la importancia de la pedagogía divina sobre la familia contenida en la Sagrada Escritura, la necesidad de impulsar más prácticas de vida cristiana en familia –el rosario, la lectura de la Biblia…– o la relación entre familia y cultura.
En sus observaciones a la segunda parte del Instrumentum laboris, los obispos se muestran más conformes que con la primera, a la que criticaron por su tono negativo. Esta vez, encuentran más indicaciones valiosas para renovar la pastoral familiar. De todas formas, vuelven a insistir en que se recurra más a la Biblia.
“El paso de la familia como objeto de la acción pastoral a la familia como sujeto de la acción pastoral bien podría ser una de las aportaciones esenciales del Sínodo”
La Escritura como modelo de pedagogía
Es necesario “presentar la Biblia como una matriz para la vida matrimonial y familiar cristiana –sostiene la relación del círculo inglés C–. Como se señaló en el Vaticano II, la Biblia es la fuente principal para elaborar un nuevo lenguaje acerca del matrimonio y la familia”. También el círculo A de lengua francesa ha señalado la necesidad de acudir más a la Escritura. Según este círculo, la segunda parte del Instrumentum laboris “no está suficientemente sustentada sobre la Sagrada Escritura”.
Según muchas de las relaciones, la Biblia contiene una pedagogía divina que ha de servir a la Iglesia como modelo de pastoral familiar. En palabras del círculo B de lengua francesa, “necesitamos una brújula segura que oriente nuestra mirada y nuestro caminar. Esta brújula es la Palabra de Dios en la historia, historia que culmina en Jesucristo, ‘Camino, Verdad y Vida’ para toda familia y para todo hombre y mujer en cualquier situación que se encuentre”.
Además del Nuevo Testamento, gran parte de las relaciones apuntan a la riqueza de muchos textos del Antiguo Testamento donde el matrimonio y la familia son los protagonistas. “Muchos matrimonios del Antiguo Testamento, tales como los presentados por el libro de Tobit, responden de modo hermoso a la vocación al matrimonio y a la vida familiar”. El círculo B de lengua inglesa subraya la importancia del Cantar de los Cantares, un libro que “aporta una reflexión única sobre el amor humano como diálogo entre dos amantes que se elogian mutuamente, que se anhelan y se regocijan en la intimidad conyugal”.
La reflexión sobre la pedagogía divina recogida en la Biblia es también un camino fundamental para descubrir y comprender la paciencia y la misericordia de Dios con los hombres. La “gradualidad y procesualidad” son dos rasgos de esta pedagogía, destacados por el círculo A de lengua española. Dios “educa teniendo en cuenta cada persona, progresivamente, en comunidad, corrige, acompaña y perdona”.
Más vida cristiana en familia
Otro aspecto destacado por casi todas las relaciones es el impulso una mayor vida cristiana en familia. Algunos han indicado la posibilidad de proponer una lista de prácticas y devociones especialmente idóneas para ser vividas en familia. En este sentido, “el rosario ha sido central en la discusión; también lo ha sido la importancia de que los padres lean la Escritura a sus hijos, o de que los hermanos la lean juntos. Los obispos también han destacado el valor que tiene la asistencia familiar a la Eucaristía dominical”, recoge la relación del círculo D de lengua inglesa.
Algunos grupos de trabajo han indicado la posibilidad de proponer una lista de prácticas y devociones especialmente idóneas para ser vividas en familia
Los obispos franceses siguen esta misma línea: “Hemos considerado de gran interés desarrollar la invitación a una contacto más estrecho con la Palabra de Dios en familia”. Se ha destacado también la importancia de preservar el sabor cristiano de tantas celebraciones y ceremonias vividas por las familias en sus hogares, entendidas como una verdadera catequesis para vivir “en la libertad y la alegría de la fe la verdad y la belleza de la familia”.
Vocación matrimonial
Suele ser frecuente asociar la palabra “vocación” a la vida sacerdotal o la vida consagrada, pero pocas veces se vincula esta expresión con el matrimonio o la familia. Así lo ha señalado el círculo A de lengua inglesa: “Si bien el sentido de la palabra ‘vocación’ es claro cuando se aplica al sacerdocio, suele ser preciso aclarar qué queremos decir cuando hablamos de ‘vocación a la vida matrimonial’. Debemos reconocer que la familia en sí misma también tiene una vocación”.
El “discernimiento de la vocación familiar” al que invita la segunda parte del Instrumentum laboris ha visto necesario enfatizar la verdadera relación que ha de existir entre la familia y la acción pastoral. La familia no ha de ser vista como mero “objeto” de la acción pastoral de la Iglesia, sino primero como “sujeto” de esta acción. En palabras del círculo B de lengua francesa, “el paso de la familia como objeto de la acción pastoral a la familia como sujeto de la acción pastoral bien podría ser una de las aportaciones esenciales del presente Sínodo en la vida de la Iglesia”. La propuesta del círculo C francés ha ido en esta misma línea: “Se trata de discernir no solamente la vocación, sino también la misión de la familia”.
También el círculo C de lengua italiana ha hablado del “valor evangelizador del matrimonio y la familia”. Los obispos italianos han insistido en que “la comunidad cristiana sea una familia de familias, mida su acción pastoral con el estilo de la familia y transmita con ellas una fuerza humanizadora a la vida del mundo, superando la deriva individualista”.
La fidelidad como don
En términos generales, las connotaciones que se atribuyen a la palabra “indisolubilidad” referida al matrimonio son más negativas que positivas. Varios círculos menores han señalado la necesidad de promover un nuevo enfoque de esta noción, que recupere su auténtico significado. En este sentido, el círculo A de lengua francesa ha sugerido “hablar más de fidelidad y de indisolubilidad en términos de don y de llamamiento, más que en términos jurídicos o de deber”.
Varios de los círculos menores de lengua inglesa han hablado de “la necesidad de presentar la indisolubilidad del matrimonio como don de Dios más que como una carga, así como de encontrar una forma más positiva de hablar de este, de modo que la gente pueda apreciar el don. Esto se relaciona con una cuestión amplia, relativa al lenguaje”.
La Biblia contiene una pedagogía divina que ha de servir a la Iglesia como modelo de pastoral familiar
Para hacerse comprender
En el tema de la relación entre familia y cultura, destaca la relación del círculo de lengua alemana. En ella, los obispos han señalado el equívoco al que puede conducir en ocasiones la expresión “matrimonio natural”, dando a entender una realidad humana supuestamente desligada de la cultura. “En la historia de la humanidad el matrimonio natural siempre se encuentra marcado por la cultura. El concepto de matrimonio natural puede implicar que existe una forma de vida al margen del condicionamiento cultural. Por tanto, proponemos formularlo así: el matrimonio fundado en la creación”.
También otros círculos han puesto el acento en el estrecho vínculo entre familia y cultura. “Hablar de familia es hablar de una realidad humana que se inscribe en el tiempo y en el espacio. Cada familia tiene sus genealogías, que se enraízan en una historia y una cultura”, sostiene el círculo C de lengua francesa.
Los obispos ingleses también afirman que, entre las diversas culturas “existen ciertamente puntos de convergencia, que surgen de un sentido compartido sobre el plan de Dios, que está presente en la creación y que llega a su plenitud en Cristo crucificado y resucitado (…). Pero las diferentes maneras en que este misterio se encarna en diferentes lugares del mundo hacen que sea todo un reto equilibrar lo local con lo universal. Esta sigue siendo una tarea primordial del presente Sínodo”.
“La Iglesia se encuentra inevitablemente en una tensión entre la claridad necesaria de la doctrina del matrimonio y la familia, por un lado, y la tarea pastoral concreta”, señalaba la relación del círculo alemán. “Resulta necesario y urgente vigilar el lenguaje que se emplea y evaluar la efectiva comprensibilidad de cuanto se expresa –afirma un círculo de lengua italiana–. La verdad cristiana es la Persona de Cristo, que eligió nacer, crecer y vivir en una familia”. Este sin duda otro gran reto del Sínodo: hacer llegar con sabiduría y paciencia las enseñanzas de la Iglesia a las familias concretas, sea cual sea su situación.