Desde la crisis de los abusos sexuales, la Iglesia católica en EE.UU. ha comprendido que de nada sirve disimular los problemas. Ahora ha decidido afrontar algunos espinosos. El Vaticano ha intervenido para enderezar una “situación doctrinal y pastoral grave” en la principal conferencia de religiosas. Los obispos están dando la batalla también para defender la libertad religiosa y la objeción de conciencia, amenazada por algunas disposiciones de la reforma sanitaria. Y reconocen que hay que empezar por hablar claro de moral sexual a los propios fieles.
El análisis detecta la prevalencia de cierto “feminismo radical”, incompatible con la fe católica
Así como Juan Pablo II decidió en 1981 nombrar sus delegados para gobernar y enderezar la Com…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.