Dentro de la Iglesia católica en Europa, Francia se distingue por el aumento de los bautismos de adultos: alrededor de 2.500 han sido bautizados en la vigilia de Pascua. En total, 9.500 personas se están preparando para recibir el bautismo, para lo que asisten a un ciclo de formación que dura dos años.
Según los datos del Servicio Nacional de Catecumenado, que recoge La Croix (12-IV-2000), el 70% de los bautizados son mujeres. Predominan también los jóvenes: el 80% tienen entre 18 y 40 años, y el 25% de ellos menos de 25 años. Su origen social es variado: predominan los obreros y empleados (35%), seguidos de estudiantes (17%), profesiones liberales (10%), funcionarios y profesores (10%), y otro 10% vive en una situación precaria.
Un dato significativo: el 10% proceden del islam, lo que confirma que en un ambiente de libertad religiosa también un musulmán puede abrazar la fe cristiana. Pero la gran mayoría (79%) se declaraban antes «sin religión».
Esta evolución positiva tiene la contrapartida del descenso de bautismos de recién nacidos, que han pasado del 91,7% de los nacimientos en 1958 al 54% en 1997. El P. Dominique Sentucq, responsable nacional del catecumenado, explica: «Nuestro país, que por el hecho de la laicidad ha sido afectado por la descristianización antes que los otros, muestra el camino: al no haber recibido educación religiosa en su infancia, los adultos que buscan un sentido a la vida se vuelven hacia la Iglesia para pedir el bautismo».