Publica el diario La Croix (18-11-2010) los resultados de una encuesta entre los protestantes franceses realizada, entre otros fines, para averiguar la proporción de evangélicos dentro del total. Interesaba precisar, especialmente tras la creación del Consejo Nacional de los Evangélicos de Francia (CNEF) a mediados de junio de 2010.
El sondeo se llevó a cabo en mayo y junio pasados por IFOP, financiado por la Fédération Protestante de France, el semanario Réforme y La Croix, con un crédito específico del Institut Européen en Sciences des Religions.
El CNEF intenta llevar su voz específica a los poderes públicos al lado de la histórica Federación Protestante de Francia (FPF), hasta entonces única representante nacional del casi 1,2 millones de franceses de esa confesión religiosa. Los evangélicos tienen rasgos propios y suelen evitar la denominación de protestantes, muy identificada con luteranismo y reforma.
El CNEF afirma representar al 70% de casi 2.200 comunidades evangélicas de unas cuarenta denominaciones distintas dentro de Francia. Pero la FPF piensa que los datos no son exactos, pues dentro de ella está la mitad de los 400.000 fieles evangélicos franceses. No parecen muy conformes con la existencia de dos representaciones para sólo el 2,5 ó 2,8% de la población francesa.
Rápido crecimiento
Más allá de las discrepancias numéricas, la realidad confirma la emergencia, durante los últimos años, de nuevas corrientes paralelas a las tradicionales Iglesias luterano-reformadas. Las comunidades evangélicas han tenido un crecimiento exponencial, a veces dependiente de la fuerte personalidad de autoproclamados pastores; y, sobre todo, de la presencia de inmigrantes de Asía, África o América del Sur.
Este evangelismo refleja manifestaciones externas de la fe con frecuencia espectaculares: cantos, danzas, trances, pentecostalismo, etc. Se trata de expresiones extrovertidas, más militantes y proselitistas, y diversas de la imagen protestante tradicional. La mayor parte de los evangélicos rechaza el “liberalismo” de los protestantes tradicionales en materia de costumbres y culto.
La encuesta confirma, por ejemplo, que en materia de ética sexual y familiar los evangélicos están más cerca del magisterio católico que los luteranos. Defiende el derecho al aborto el 40%, frente al 87% de reformados; para el 32% ‑frente al 58%-, las Iglesias podrían bendecir a las parejas “pacsadas” (que contraen un PACS, pacto civil de solidaridad entre personas del mismo o diverso sexo); la proporción baja decididamente respecto de las parejas estrictamente homosexuales: 14% y 46%, respectivamente; en fin, respecto de la posibilidad de elegir cada uno el momento de la propia muerte, sólo la acepta el 27% de evangélicos, frente al 62% de reformados.
Pero, a pesar de su estrecha relación con la Biblia y la conversión, la corriente evangélica dista de ser uniforme. Los pietistas ortodoxos ofrecen un rigor doctrinal próximo al fundamentalismo. En cambio, los pentecostales y los carismáticos subrayan lo extraordinario: curaciones, profecías, glosolalia, etc.
Más jóvenes entre los evangélicos
La práctica religiosa es buena en su conjunto: uno de cada cuatro protestantes asiste semanalmente a los actos de culto (26%); uno de cada tres lee la Biblia al menos una vez por semana (34%) et casi uno de cada dos afirma rezar a diario (45%)… En conjunto, son más bien partidarios del diálogo con los católicos: el 30% declara haber participado en alguna reunión ecuménica en los últimos doce meses, y el 51% desea que las relaciones entre el protestantismo y el catolicismo sean más estrechas (sólo el 9% desea lo contrario, y el 39% que todo continúe como ahora).
La influencia evangélica se advierte en el mayor sentido religioso actual de los jóvenes, en contra de los esquemas más o menos clásicos de la sociología de la religión. De hecho, el 41% de los evangélicos tiene menos de 35 años y, en conjunto, con independencia de su denominación confesional, son más practicantes que sus mayores. Pero crecen las diferencias entre reformados y evangélicos: por ejemplo, entre el 8% y el 9% de luteranos asisten semanalmente a sus cultos, frente al 65% de evangélicos y pentecostales.
La encuesta refleja también distintos motivos de aproximación a la fe: tradición familiar y libertad de espíritu para los luteranos-reformados; papel concedido a la Biblia y modo de expresar la fe para los evangélicos. Entre estos, el 48% se dicen “convertidos”, frente al 11% de los tradicionales; si muchos de aquellos proceden del ateísmo, los luteranos se nutren mayoritariamente de católicos decepcionados.
Por lo demás, la adhesión a la laicidad es prácticamente idéntica. Curiosamente, para una amplia mayoría de protestantes (61%), alminares y mezquitas no son compatibles con la identidad de Francia.
En definitiva, los datos del sondeo confirmarían que se va configurando un “protestantismo de dos velocidades”, como titula La Croix.