El pastor Michel Viot ha ejercido durante treinta años puestos de responsabilidad a la cabeza de la Iglesia evangélica luterana de Francia. Este verano se ha anunciado su ingreso en la Iglesia católica y que pronto será ordenado sacerdote. La ordenación como sacerdote católico de un pastor que ha ejercido las funciones de Viot es un hecho sin precedentes en Francia desde la Reforma en el siglo XVI. La decisión de Viot responde a su descontento con la evolución doctrinal del protestantismo francés.
La gota que colmó el vaso fue la resolución adoptada el pasado mayo en el sínodo de la Iglesia reformada de Francia por la cual se permitiría que un niño o un adulto recibiera la comunión sin estar todavía bautizado. La decisión se explicó como un modo de tener en cuenta los «itinerarios» cada vez más diversos de quienes se acercan a la Iglesia. «Aunque el orden lógico permanece -precisaba la resolución-, los itinerarios de los creyentes se han individualizado tanto que hacer de una etapa (el bautismo) la condición previa del otro (la santa cena) puede no ser comprendido». Las decisiones de la Iglesia reformada de Francia (350.000 fieles, de tradición calvinista), comprometen también a la Iglesia evangélica luterana (218.000 miembros), en razón de los acuerdos teológicos entre ambas confesiones.
El abandono de la doctrina tradicional de que el bautismo es la puerta de entrada en la Iglesia y previo, por tanto, a cualquier otro sacramento, provocó el rechazo de Viot y también del episcopado católico. A través de Mons. François Saint-Macary, responsable de la comisión episcopal para la unidad de los cristianos, los obispos católicos advirtieron que la resolución de la Iglesia reformada va contra la tradición cristiana y crea un nuevo obstáculo para lograr la unidad. «Sólo puede haber comunión si se es miembro del pueblo de Dios, es decir, si se está bautizado». La comunión no es solo un «gesto de fraternidad».
Estas diferencias muestran la brecha que existe entre católicos y protestantes sobre la naturaleza de la Iglesia y el papel de los sacramentos. Para los protestantes -sobre todo los calvinistas- la vida sacramental no tiene el papel central que ocupa en el catolicismo.