Futuros imanes se forman en el Instituto Católico de París

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Tras los atentados de Londres en el verano de 2005, se replanteó en varios países europeos los problemas de la integración de hijos de inmigrantes, nacidos en Europa, que viven a veces con la perplejidad de optar entre un consumismo más o menos hedonista y las enseñanzas tradicionales.

Por entonces comenzaron a difundirse noticias que denotaban el peligro de la predicación de imanes radicales. En septiembre de 2005, el consejo de la mezquita de Bolonia suspendió al director, que declaró en la radio que Osama Bin Laden decía cosas muy razonables. Poco antes, España había conocido el caso del imán de Fuengirola, llevado a los tribunales por mantener que el marido puede pegar a la mujer si es necesario. Y Francia expulsaba a un imán de Vénissieux, cerca de Lyon, a raíz de sus extremistas afirmaciones sobre el papel de la mujer en la sociedad y la poligamia.

Sin llegar a esos casos extremos, parece clara la necesidad de mejorar la formación de los imanes, que muchas veces proceden de países lejanos y carecen de un mínimo conocimiento de la lengua, la historia y la cultura locales. La cuestión se agudiza cuando, para la enseñanza de la religión en la escuela, es preciso perfilar los requisitos académicos de los profesores islámicos.

En ese contexto se inscribe la iniciativa del Instituto Católico de París. En enero de 2008 han comenzado cursos de formación universitaria para veinticinco futuros imanes o capellanes. No se trata de enseñanza religiosa, pues la Unión de las organizaciones islámicas de Francia tiene su propio instituto teológico. De hecho, el curso se titula Religiones, laicidad, interculturalidad, y está organizado por la Facultad de ciencias sociales y económicas. Se recurrió al Instituto Católico de París, porque las universidades públicas rehusaban organizar ese tipo de actividad en nombre de la laicidad.

El objetivo del programa es ofrecer a futuros ministros del culto musulmán un mejor conocimiento de la sociedad francesa y de sus relaciones con las religiones, con rigor académico universitario. Las 210 horas de enero a junio se desarrollan en cuatro campos: cultura general (historia de los valores republicanos, instituciones, retórica), derecho, religiones y aspectos interculturales.

Se calcula que en Francia hay casi dos mil imanes, algunos procedentes de Argelia o de Turquía. Otros se han formado en Túnez, Marruecos, Egipto, Turquía, Yemen, Arabia Saudita o Siria. Tras la creación del Consejo representativo del culto islámico en Francia, cuando Nicolas Sarkozy era ministro del Interior, la actual ministra del ramo, Michèle Alliot-Marie, ha impulsado ese tipo de iniciativa para mejorar la formación de los imanes. Algunos critican esa iniciativa, como si fuese un contrasentido que la Catho transmitiera laicidad a futuros dirigentes musulmanes. Otros no entienden que una institución confesional cristiana venga a fortalecer a otra religión. Pero otros lo consideran un caso claro de cooperación interreligiosa y, como escribe Michel Kubler en La Croix (31-01-2008), “toda Francia ganará con la mutua iluminación de fe y razón”.

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