Los católicos de Irak están preocupados por el tratamiento de la libertad religiosa en el proyecto de Constitución que se someterá a referéndum el próximo 15 de octubre. El Patriarca caldeo de Bagdad, Emmanuel III Delly, tuvo una entrevista el pasado 18 de septiembre con el presidente y con el primer ministro iraquíes, para pedirles que el texto constitucional asegure mejor los derechos de las minorías religiosas.
El patriarca caldeo presentó una declaración conjunta de los doce obispos del país, en la que manifiestan su preocupación por el porvenir de la comunidad cristiana. Los obispos elogian los artículos que defienden la libertad religiosa, pero critican el artículo 2.1 (a), que dice: «No se podrá aprobar ninguna ley que viole los preceptos del Islam». Los obispos cristianos consideran que este artículo podría dar lugar a la discriminación de los cristianos y otros grupos no musulmanes.
Este artículo ha sido uno de los más discutidos en la elaboración de la Constitución, entre los que defendían que se aplicara en la vida civil la ley islámica y los que no querían ir tan lejos.
Bajo el régimen de Sadam Hussein, los cristianos en Irak (cerca de un 3% de la población, unos 700.000 ciudadanos) tuvieron un trato bastante mejor que el recibido en otros países de Oriente Medio. A los cristianos iraquíes se les permite, por ejemplo, construir iglesias y practicar el culto, las mujeres cristianas no están obligadas a cubrirse el rostro, los niños pueden recibir enseñanza religiosa, etc. De hecho, la anterior Constitución contemplaba la libertad de culto. Durante la ocupación norteamericana y ahora con el nuevo gobierno se ha mantenido en las mismas líneas.
Ahora con la nueva Constitución todo este panorama podría cambiar en unos años. Por eso la declaración de los obispos plantea la duda de que pasará si en un futuro gobierna alguien menos tolerante que al amparo de la Constitución conculque los derechos religiosos de los cristianos.
Desde agosto de 2004 varios atentados contra iglesias cristianas han causado muertos y heridos, y han provocado las marcha de unos 40.000 cristianos a Siria. Rompiendo la tradicional actitud de respeto, los extremistas islámicos pretenden empujar a los cristianos hacia el exilio.
Por su parte el arzobispo de Westminster, el cardenal Murphy O`Connor, dirigió una carta el pasado 5 de septiembre al ministro de Asuntos Exteriores británico, Jack Straw. En ella recalcaba la vulneración de derechos fundamentales que podría originar la aprobación de la nueva Constitución iraquí, y pedía que se hicieran las gestiones oportunas para retirar el ya citado artículo del texto legal.
Los líderes cristianos «no ponen en cuestión el que Irak sea un país islámico, ni objetan el que el Islam sea considerado como una fuente de legislación entre otras», dice el cardenal. Pero si se mantiene el artículo podría tener «consecuencias devastadoras» para la minoría cristiana de Irak, y «socavar fatalmente» los proyectos de Gran Bretaña a favor de una democracia estable en la región.