Jerusalén. Israel prevé tener este año su primer saldo migratorio negativo en más de dos décadas. En 2006, el país registró ya su menor superávit de inmigración en 18 años, y, según datos de la Oficina Central de Estadística, se estima que en 2007 abandonarán el país unas 5.000 personas más de las que llegarán dispuestas a establecerse en él. El único Estado judío del mundo está perdiendo atractivo para potenciales inmigrantes, mientras comienzan a abandonar el país los rusos que llegaron en masa a principios de los noventa después de la caída del comunismo. Estos, llegados a Israel en busca de trabajo y mayor bienestar, regresan ahora a Rusia y otros países del antiguo bloque soviético para beneficiarse de su recuperación económica.
Según cifras publicadas por el diario «Yediot Ahronot» (23-04-2007), en 2005 llegaron a Israel 21.168 nuevos inmigrantes, mientras que en 2006 la cifra cayó a 19.267 y para este año se prevén tan sólo 14.400. Al mismo tiempo, se calcula que abandonen el país unas 20.000 personas. Desde la fundación del Israel moderno en 1948, sólo se había registrado en dos ocasiones un balance negativo: el año posterior a la guerra del Yom Kippur (1973) y en el periodo 1983/84, en el que se registró una fuerte inflación.
Una encuesta del Jezreel Valley College realizada entre 500 israelíes y publicada por el diario «Maariv» (23-04-2007) afirma que una cuarta parte de los israelíes está pensando en abandonar del país, una proporción que aumenta hasta la mitad entre los jóvenes. Las principales razones para ello son la falta de perspectivas de futuro (alegadas por el 27% de los consultados), el descontento con la cúpula política (23%) y, en tercer lugar, la situación de inseguridad (16%), en medio del conflicto con los palestinos y la amenaza constante de atentados.
El descenso en la inmigración a Israel se produce incluso pese a que Alemania ha adoptado medidas para frenar la inmigración judía del este de Europa. En las últimas décadas, el país causante del Holocausto apenas había puesto trabas para establecerse en su territorio a los judíos procedentes del antiguo bloque soviético, lo que llevó a que entre 1991 y 2005 llegaran a Alemania unos 190.000, según cifras del Ministerio del Interior en Berlín.
Tal flujo migratorio ha puesto en aprietos a muchas comunidades judías locales en Alemania, que deben hacer grandes esfuerzos para facilitar la integración de los judíos venidos del este, que a menudo llegan al país sin conocer el idioma alemán y sin tener perspectivas laborales. Por dicho motivo, el mismo Consejo Central de los Judíos en Alemania instó hace dos años al gobierno alemán a imponer restricciones a la inmigración judía.
Los supervivientes del Holocausto podrán seguir estableciéndose en el país, pero el resto de judíos deberá cumplir condiciones tales como tener familiares en Alemania, tener una oferta de trabajo o disponer de formación y conocimientos suficientes del alemán como para poder acceder a un empleo. Entre las organizaciones que en los últimos años exigieron a Alemania restricciones en la inmigración se encuentra también la Jewish Agency, dedicada a fomentar el traslado de los judíos a Israel.
Vicente PovedaACEPRENSA