Al acercarse la Navidad, el portal de Belén ha estado en el centro de polémicas en Roma. Una cadena de grandes almacenes decidió no poner a la venta figuras del belén, alegando que no se venden tanto como el nórdico árbol de Navidad. En cambio, el presidente del Parlamento, Fausto Bertinotti, comunista, ha revalidado que en la Cámara se seguirá poniendo la escena de Navidad.
Los grandes almacenes alegaron motivos puramente comerciales para no poner las figuras del belén en sus estanterías. Pero se han convertido en el centro de una polémica política. Forza Italia y Alianza Nacional, integradas en la coalición de centro-derecha, han prometida lanzar una «cruzada mediática» y el boicot comercial de los almacenes.
Por el contrario, Jesús, María y José serán recibidos en santa paz en el Parlamento. El presidente de la Cámara, ex secretario de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, no tiene dudas. «¿Por qué no íbamos a poner el belén? Se trata de algo prestigioso y unificador».
«Creo que es un buen modo de respetar la Navidad», ha señalado Bertinotti. «Es también un modo respetuoso para quien no es creyente, porque además de expresar un motivo religioso, expresa también un aspecto de la vida de nuestro país».
También Francesco Rutelli, ministro de Bienes Culturales y vicepresidente del gobierno de Prodi, cristiano y de izquierdas, ha dicho que el belén «no puede ser presentado como el fruto de una concepción clerical: sería una trivialización absurda». Interviniendo en el simposio «De San Nicolás a Santa Claus», celebrado en una sala del Parlamento, ha recordado que «la dramatización de la Navidad tiene un aspecto histórico, cultural» y que «una sociedad que pierde de vista estos valores pensando que son solo relatos ideológicos es una sociedad que se empobrece».
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