Análisis
En los últimos meses, han aparecido en la prensa las críticas y prohibiciones de varios gobiernos europeos -sobre todo el alemán- contra la llamada Iglesia de la Cienciología, que, sin embargo, en Estados Unidos es considerada como organización religiosa desde octubre de 1993.
La Iglesia de la Cienciología (IC) -también llamada Dianética o Iglesia de la Nueva Comprensión- fue fundada en Estados Unidos en 1954 y se implantó en España en 1975. La organización afirma que está presente en 65 países y que cuenta con ocho millones de miembros. En Europa, donde más afiliados tiene es en Inglaterra, seguida de Francia y Alemania. Su centro de control está en Copenhague (Dinamarca). El país europeo con mayor crecimiento en número de adeptos es Rusia, donde se han abierto 45 misiones desde 1993. En España está registrada como Dianética española, si bien en 1986 se negó su inscripción en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia como Iglesia Universal de la Cienciología.
Según explica el libro de Manuel Guerra Los nuevos movimientos religiosos (EUNSA), el fundador, Lafayette Ronald Hubbard, nació en Nebraska (Estados Unidos) en 1911 y pasó la adolescencia en Oriente, donde se familiarizó con el budismo. En su juventud escribió novelas de ciencia ficción. Decía ser físico y poseedor de varios doctorados por universidades desconocidas. Se casó y divorció varias veces. En una demanda judicial, su hijo mayor le describe como paranoico gravemente enfermo, con males venéreos y drogadicto. Desde 1980 se desconocía su paradero, hasta que se supo que murió en 1986. Le llaman «Superhombre» y «Héroe de la guerra», pues se dice que estuvo desahuciado por las heridas que recibió en la segunda guerra mundial, y que, sin embargo, se curó milagrosamente por las técnicas de la dianética.
El éxito del primer escrito doctrinal de Hubbard (Dianética: el poder del pensamiento sobre el cuerpo), provocó la aparición de escuelas de dianética. Estas actividades pronto se transformaron en «religión», por motivos económicos y para desembarazarse de la acusación de formar organizaciones médicas sin titulación ni licencia estatal.
La doctrina de la Cienciología prescinde de Dios y de la salvación. Mediante una mezcla de creencias de procedencia budista, hindú, taoísta, de filosofía presocrática y moderna y de técnicas psico-somáticas, pretende que cada individuo forme un sistema propio de curación para lograr la bienaventuranza nirvánica, similar a la budista. Con sus métodos, la IC aspira a convertir a sus adeptos en super-hombres antes de la muerte: el espíritu inmortal que vivifica cada cuerpo ha de recuperar su virtualidad original, superior a la de Jesucristo, Buda…
Para los miembros de esta secta, la razón humana es incapaz de error y de comportarse mal. Si esto sucede es por las interferencias (engrammata), residuos traumáticos dañinos que permanecen en el espíritu humano por acciones incorrectas de la vida pasada. Mientras el hombre no logre liberarse totalmente de los engramas habrá de reencarnarse.
La manera de eliminar los engramas pasa por anular los dolores físicos y psíquicos mediante la terapia de la dianética (del griego, «por medio de lo mental o de la mente»). Se trata de revivir las experiencias tétricas acumuladas desde antes de nacer para liberarse de ellas. En el proceso de liberaciónautorrealización, el adepto debe pasar por varias etapas: prospecto, preclaro y claro. Para llegar a la categoría de claro y para mantenerse en las fases de adoctrinamiento posteriores, se hacen cursos que ofrece la organización, a cual más caro.
En el catecismo de la secta aparece la pregunta «¿Cuánto cuesta convertirse en claro?», a lo que responde que de 2.500 a 5.000 dólares (de 345.000 a 690.000 pesetas). Pero, de hecho, los precios de los cursos (de comunicación, de «audicionamiento», localización de experiencias traumáticas) son de 32.000 pesetas por hora los primeros y de 64.000 los dos restantes, sin límite en cuanto al número de sesiones. Otro curso de cinco sesiones necesario para convertirse en «claro» vale 360.000 pesetas y los posteriores cursos de instrucción OT (hay ocho) cuestan cada uno del 1,1 a 3,3 millones de pesetas. Precios no excesivos si, como dice Hubbard, el final del camino es el «estado de liberación total o de completa libertad espiritual, que hace salir del ciclo sin fin de nacimiento y de la muerte (reencarnación), y alcanzar la inmortalidad personal con una actitud y una conciencia espiritual plena, al margen de la carne».
Las actividades de la Cienciología se regulan por el principio «el fin justifica los medios», del que se desprende que «no temas herir a otros, si la causa es justa».
Diversos actores de Hollywood declaran pertenecer a la Cienciología: John Travolta, Nicole Kidman, Tom Cruise, Mimi Rogers, Juliette Lewis… Para captar adeptos, la secta realiza pruebas gratuitas de personalidad y da cursillos. Y no duda en organizar campañas de prensa difamatorias contra los que consideran enemigos; incluso se tergiversan las experiencias más íntimas como chantaje para que no se abandone la secta.
En Francia ha habido condenas contra sus miembros por estafa y delitos económicos.