Según un sondeo del New York Times y CBS News, los católicos estadounidenses creen, en general, que la Iglesia no está en sintonía con ellos y que debería cambiar sus enseñanzas para hacerlas más actuales. La encuesta se hizo por teléfono a una muestra de 580 católicos, practicantes o no, entre el 23 y el 27 de febrero.
Siempre es interesante saber qué piensa la gente, aunque para eso los sondeos de opinión tienen limitaciones. Son buenos cuando se trata de averiguar si el público dice sí o no, está a favor en contra de algo concreto. En cambio, iluminan menos si preguntan sobre temas complejos.
En la encuesta del NYT y de la CBS, la mayoría prefiere un próximo Papa más joven y con nuevas ideas (66%), y que en vez de continuar con las enseñanzas de Benedicto XVI, haga la doctrina de la Iglesia más liberal (54%). Pero antes, la mitad ha confesado no tener opinión sobre Benedicto XVI, y solo el 9% le juzga desfavorablemente, contra el 40% a favor.
La mayoría dice también que la Iglesia y los obispos no entienden las necesidades de los católicos de hoy. En cambio, piensa lo contrario de los sacerdotes, sobre todo de los de su parroquia. O sea, los católicos sienten más cercanos y creen que les comprenden mejor los pastores a los que conocen personalmente: no es tan significativo. Además, la opinión favorable a los obispos está más extendida entre los que van a Misa todos los domingos.
En las cuestiones sobre las que desean un giro liberal en la doctrina de la Iglesia, los católicos estadounidenses están más o menos en sintonía con las tendencias dominantes. Quieren que los sacerdotes puedan casarse, que se ordene a mujeres y que las prácticas anticonceptivas se consideren lícitas, aunque las mayorías son más cortas entre las mujeres y entre quienes van a Misa semanalmente.
Quien dice que la Iglesia debe modernizarse, cree saber bien cómo es el mundo moderno; pero tal vez representa solo la opinión más difundida en su entorno
Sin embargo, hay dos temas en que prefieren que la Iglesia no cambie, incluso si ellos piensan de otra forma. El próximo Papa, dicen, debe mantener el rechazo de la Iglesia al aborto y a la pena de muerte, aunque la mayoría de los católicos están a favor de que ambas cosas estén permitidas (ver resultados completos de la encuesta).
La opinión del entorno
Lo que más les gustaría que hiciese el sucesor de Benedicto XVI es, por este orden, atraer de nuevo a la Iglesia a los que se han alejado, modernizarla, fortalecer su unidad. Habría que ver hasta qué punto es eso compatible con otros deseos. La Iglesia episcopaliana ya ha aprobado lo que la mayoría de la muestra quiere para la Iglesia católica: desde sus orígenes, sacerdocio sin celibato, y en las últimas décadas, admisión de los anticonceptivos y ordenación de mujeres, además de admisión de homosexuales a todas las órdenes sagradas y matrimonio gay. ¿Qué tal le ha ido? Entre 1970 y 2010, perdió casi el 40% de sus fieles en Estados Unidos (de 3,2 a 1,95 millones), mientras que los católicos aumentaron un 42% (de 47,8 a 68,2 millones). Tampoco ha salido con su unidad reforzada, sino que ha sufrido divisiones (cfr. Aceprensa, 29-06-2009).
Esto muestra la necesidad de adoptar una perspectiva amplia. A menudo, quien dice que la Iglesia debe modernizarse, adaptarse a los nuevos tiempos, cree saber bien cómo es el mundo moderno y qué pide la época; pero tal vez representa solo la opinión más difundida en su entorno. En el mundo actual, más de la mitad de los católicos son latinoamericanos, africanos o asiáticos, y tienen otras experiencias y otras perspectivas. También ellos deben de querer un Papa con nuevas ideas y una Iglesia más moderna, y casi todas las cosas buenas en general. Pero entre ellos las causas de moda en Estados Unidos puntúan más bajo. Frente al mayor desencanto de sus vecinos, los latinoamericanos (todos, no solo los católicos), confían en la Iglesia más que en cualquier otra institución, con un índice del 64%, según el Latinobarómetro de 2011.
No por eso la Iglesia debería adoptar sin más los puntos de vista del Sur, pues al cabo es católica, universal. Y conocer los signos de los tiempos no siempre exige sumarse a la corriente: en otra época, que entonces era tan moderna como ahora esta, para muchos el marxismo era lo más avanzado, y el cristianismo había de abrazarlo si no quería condenarse a la irrelevancia. Por eso, al buscar cómo adecuar el ejercicio de su misión a las nuevas situaciones, la Iglesia escucha también una encuesta permanente, en la que tienen derecho de voto los muertos, como definía Chesterton la tradición. Así evita que, por suscribir lo vigente en un lugar y en un momento, pierda la sintonía con la eternidad.