Suiza
Desde 1874, la Constitución suiza exigía la autorización del Estado para erigir una diócesis católica. El origen es una reacción al intento de la Iglesia, en 1873, de nombrar un obispo para Ginebra. El gobierno actual consideraba anacrónico ese artículo, además de contrario a la libertad religiosa, al limitar la autonomía de una Iglesia, y discriminatorio, pues la restricción solo afectaba a la Iglesia católica. A propuesta del ejecutivo, las dos cámaras del Parlamento aprobaron abrogar el artículo, con el voto favorable de todos los partidos. Faltaba que los electores confirmasen la reforma constitucional, cosa que hicieron el pasado 10 de junio por mayoría del 64,2%. La propuesta ganó en todos los cantones.