Bruselas. En el marco de las denuncias de abusos sexuales en ambientes eclesiásticos, la justicia belga realizó el pasado 24 de junio un registro policíaco “de película” en el arzobispado de Malinas-Bruselas. Varios días después, a la vista de las reacciones de los diferentes actores de esta historia, cabe preguntarse si, en el citado contexto, el remedio no ha sido peor que la enfermedad.
Registro en el palacio episcopalEl 24 de junio, varios agentes de policía, enviados por un juez instructor del distrito de Bruselas, irrumpen en el palacio del arzobispo de Malinas-Bruselas, en Malinas, para realizar un registro. Su objetivo: encontrar toda la información disponible sobre supuestos abusos sexuales perpetrados por el clero de la diócesis.
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