La práctica del mindfulness, el alcanzar la “conciencia plena” que lleva progresivamente a la meta de la iluminación según el budismo zen, gana terreno en un Occidente que, atado a ciertos clichés reverenciales sobre la “sabiduría oriental”, mantiene metida en un polvoriento cajón una rica espiritualidad cristiana de veinte siglos.
La difusión del budismo y de sus métodos de meditación ha traspasado también el umbral de varias Iglesias, y algunos creyentes los perciben como un “complemento” de la espiritualidad católica, aun cuando su sistema de creencias muestra conceptos extraños u opuestos a la fe cristiana.
Sobre esto alertó recientemente la Comisión Episcopal Española para la Doctrina de la Fe, en sus Orientaciones doctr…
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