Un reciente informe encomendado por el Foreign Office al arzobispo de la diócesis inglesa de Truro (anglicana), señala que la persecución a los cristianos en varias regiones del mundo, particularmente en Oriente Medio, cobra tintes “casi de genocidio”, un fenómeno sobre el que –opina el canciller británico Jeremy Hunt– las sociedades occidentales han pasado de largo por influencia de la corrección política.
El texto del arzobispo Philip Mounstephen, que se publicará en su forma definitiva en el verano, precisa que la persecución África del Norte y Oriente Medio adopta dos formas principales: una, impulsada por los Estados, y otra, por grupos extremistas o por las propias familias o comunidades de residencia de los cristianos. “En países como Irán, Argelia y Qatar, el Estado es el actor principal, mientras que en Siria, Yemen, Arabia Saudí, Libia y Egipto están implicados actores estatales y no estatales, especialmente los grupos extremistas”.
En consecuencia, las formas más comunes de atentado contra los fieles entre 2015 y 2018 han sido las amenazas violentas, el acoso, la discriminación legal, la incitación al odio a través de los medios de comunicación, las detenciones, el encarcelamiento y el martirio.
Además de ataques mortíferos contra los fieles en sus templos y comunidades, los cristianos también sufren discriminación en la educación, el empleo, la vida social. Las confiscaciones de iglesias y de otras propiedades no son raras en países como Siria, Irán, Egipto y Turquía, todo lo cual propicia un clima hostil que provoca que muchos tomen el camino de la emigración.
Según el informe, incluso en sitios como Kuwait, Bahréin, Omán y los Emiratos Árabes Unidos, donde los cristianos tienen cierta libertad para practicar su culto, la ejercen con varias restricciones, como la imposibilidad de evangelizar a musulmanes o de importar Biblias.
Citado por la BBC, a propósito de las deplorables realidades descritas en el informe, el canciller Hunt ha señalado que la corrección política ha influido para que nada de lo denunciado haya sido debidamente afrontado por los países occidentales, que han estado “dormidos” en este tema, hasta que el informe del Foreign Office y los recientes atentados en iglesias de Sri Lanka les han hecho despertar.
“Pienso que hay un temor equivocado a que se considere colonialista hablar sobre una religión que estuvo asociada con las potencias coloniales”, dijo. “Lo que hemos olvidado –añadió– en este ambiente de corrección política, es que realmente los cristianos que están siendo perseguidos están entre las personas más pobres del planeta”.
El informe del Rev. Mounstephen apunta, no obstante, que a pesar de la “descorazonadora naturaleza de la situación”, la persistente presencia de los cristianos en África del Norte y Oriente Medio es “un signo de esperanza y una oportunidad para abogar por (…) el avance del pluralismo y la tolerancia religiosa en la región, así como por la preservación de la herencia cristiana”.