La Santa Sede ha creado una nueva diócesis en Vaduz, la capital de Liechtenstein, y ha nombrado arzobispo a monseñor Wolfgang Haas, hasta ahora obispo de Coira (Suiza).
Aunque la decisión no fue objeto de otros comentarios por parte de la Santa Sede, parece evidente que con esta medida se pretende conseguir que disminuya la tensión que la diócesis de Coira ha vivido en los últimos siete años.
Desde que en 1990 Juan Pablo II le puso al frente de esa diócesis suiza, que comprende siete cantones, y la misma Zúrich, la presencia de monseñor Haas ha sido objeto de fuertes críticas, de las que tampoco se libró el mismo Pontífice. Sus críticos le acusaban de tener poca capacidad de diálogo, por negarse a legitimar cambios doctrinales, morales y litúrgicos hechos al margen de la Iglesia universal (cfr. servicios 95/90, 100/90, 14/91). En cambio, más de 500 sacerdotes -la cuarta parte del clero suizo- firmó una declaración de apoyo al Papa y a Mons. Haas.
Con el deseo de solucionar la polémica, en 1993 el Papa nombró dos obispos auxiliares para la diócesis de Coira (cfr. servicio 39/93).
El pasado mes de octubre, en una intervención sin precedentes, el gobierno suizo hizo una petición diplomática al Vaticano para que cambiara al obispo. Esa intervención del gobierno fue criticada por algunos representantes eclesiásticos en cuanto evidente injerencia en asuntos internos de la Iglesia.
La situación, que es un reflejo de las tensiones que atraviesa el catolicismo suizo, llegó a un punto muerto, que es el que ahora se pretende superar. La nueva diócesis de Vaduz, ciudad de la que Mons. Haas, de 49 años, es natural, comprende territorios de la diócesis de Coira y cuenta con 22.000 católicos y diez parroquias.