En un artículo publicado en El Mundo (17-12-2009), Javier Borrego, ex juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, considera errónea la sentencia Lautsi que condena a Italia por mantener el crucifijo en la escuela pública. A su juicio, la decisión hace agua en los argumentos jurídicos.
Fruto de su experiencia en Estrasburgo, Borrego denuncia la deriva excesivamente teórica y alejada de la realidad que ha tomado el alto tribunal en lo que va de siglo. En los últimos años, dice, sus decisiones parecen “lecciones profesorales” en vez de sentencias.
La explicación habría que buscarla en la composición del tribunal: de los siete jueces que lo componen, cinco son profesores. “Admiro a muchos profesores, pero aplicar el Derecho al caso no es algo que, en general, les entusiasme. Ellos piensan que, una vez llegados a jueces, es el momento de trasladar sus previas opiniones a la sentencia, convirtiendo al tribunal en un órgano legislador”.
Esto es lo que, según Borrego, ha ocurrido con la polémica sentencia Lautsi. La decisión de Estrasburgo omite hechos relevantes, emplea argumentos endebles y cita precedentes jurisprudenciales que tienen poca relación con el caso.
Por todo ello, el ex juez cree que la sentencia “es una decisión forzada, externa e internamente, que tiene mucho de previa opinión (no quiero hablar de previa ideología) y muy poco de sentencia adoptada por jueces en aplicación del Convenio y sus Protocolos a un caso concreto”.