La Santa Sede había protestado contra un arresto «inadmisible en un Estado de derecho»
Detenido por la policía el pasado 5 de abril, el obispo «clandestino» (no reconocido por el régimen comunista) Julio Jia Zhiguo, de 69 años, de la diócesis de Zheng Ding (Hebei), ha sido liberado el siguiente día 14, tras la enérgica protesta de la Santa Sede. El portavoz vaticano afirmó en un comunicado que este tipo de arrestos «no es admisible en un Estado de derecho que declara garantizar la libertad de religión y respetar y preservar los derechos humanos».
Según Asia News (16-IV-2004), la detención parece ligada al aniversario de la muerte de Mons. José Fan Xueyan, fallecido el 13 de abril de 1992. Las autoridades chinas arrestaron a Mons. Jia para asegurarse de que no se celebrase ninguna manifestación en recuerdo del difunto obispo.
Mons. Fan era una de las personalidades más célebres de la Iglesia católica «clandestina» y uno de los últimos obispos consagrados por Pío XII, antes de la ruptura de relaciones entre la Santa Sede y Pekín. Desde 1957 resistió a las amenazas del gobierno chino, que pretendía que entrase en la Asociación Patriótica y contribuyese a formar una Iglesia nacional separada de Roma. Por negarse, pasó 26 años en prisión, en periodos alternos. A principios de los años noventa fue secuestrado por la policía, que el 13 de abril de 1992 depositó su cadáver en la puerta de su casa dentro de un saco de plástico y con evidentes signos de tortura. Muchos católicos chinos desean que el Vaticano inicie su causa de beatificación.
Por este motivo el día 13 de abril se ha convertido en una fecha tabú para la policía china de Hebei -zona en la que hay un millón y medio de católicos-, donde está prohibida cualquier celebración en recuerdo de Mons. Fan. De ahí la detención de Mons. Julio Jia Zhiguo entre el 5 y el 14 de abril. A diferencia de otras veces, ninguna autoridad china ha visitado a Mons. Jia para intentar convencerle de que se adhiera a la Asociación Patriótica. Consagrado obispo en 1980, Mons. Jia ha vivido casi todo su ministerio episcopal bajo arresto domiciliario. A veces, con ocasión de reuniones del Partido o de visitas de dignatarios extranjeros, ha sido detenido y trasladado a lugares desconocidos. En total, el prelado ya ha pasado 20 años en privación de libertad.