En mayo pasado, el gobierno chino promulgó el más reciente de una serie de nuevos reglamentos de materia religiosa. Todos obedecen a un plan impulsado por el presidente Xi Jinping: “chinizar” las religiones, para evitar toda “injerencia extranjera” por medio de ellas, y para que contribuyan a sostener el socialismo.
El término chinización fue oficialmente introducido por Xi Jinping en 2015 durante un congreso de cuadros del Partido Comunista de China (PCC). El pistoletazo de salida de la campaña que debía llevarla a cabo fue el año siguiente, en la Conferencia Nacional de Trabajo Religioso, a la que también asistió Xi. El presidente marcó como objetivo general “apoyar a las religiones de China para que se adhieran a la directriz de la chini…
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