Roma. La teología, el estudio sistemático del conocimiento de Dios, se puede iluminar y enriquecer con la aportación que ofrecen los santos que han sido maestros de vida cristiana. Ese fue el planteamiento de fondo del congreso internacional “San Josemaría y el pensamiento teológico”, organizado en Roma del 14 al 16 de noviembre por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
El congreso debe su inspiración al magisterio de Benedicto XVI, de ahí que uno de los autores más mencionados por los participantes durante los tres días de estudio fuera el propio Joseph Ratzinger. Primero como teólogo y luego como pastor, el Papa emérito ha destacado en múltiples ocasiones que el trabajo del teólogo es siempre secundario con respecto a la “experiencia real” de los santos.
San Josemaría ejerció una influencia concreta en el concilio no solo a través de su predicación y escritos, sino también por medio de sus conversaciones con muchos participantes
Dios no es una teoría
El cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y el profesor François-Marie Lèthel, de la Facultad Teológica Teresianum (Roma), dedicaron expresamente sus intervenciones al pensamiento de Benedicto XVI, según el cual los santos testimonian “que la verdad de Dios no es una teoría sino una Persona”.
En 1993, el entonces cardenal Ratzinger se refirió concretamente al caso de san Josemaría, animando a investigar sobre el impulso que la teología podría recibir de las enseñanzas del fundador del Opus Dei. El Papa Francisco, en el mensaje que envió a los participantes en el congreso, dijo que las enseñanzas de san Josemaría, “al proponer la llamada universal a la santidad, fueron precursoras del concilio Vaticano II”.
La aportación de san Josemaría al Vaticano II, cuando se cumplen los cincuenta años de su celebración, fue precisamente el marco introductivo presentado por mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei y testigo de los hechos que relató. Si bien san Josemaría no participó personalmente en el Vaticano II, ejerció una influencia concreta en el concilio no solo a través de su predicación y escritos, sino también por medio del eco que sus palabras tuvieron en numerosos participantes. En ese contexto figuran las abundantes conversaciones que mantuvo con padres conciliares.
Los santos son los mejores transmisores de la fe y ayudan a entender muchos pasajes de la Escritura con sentido nuevo
Cristo en el centro
Las enseñanzas de san Josemaría no se agotan en las cuestiones abordadas por el concilio. Mons. Fernando Ocáriz, profesor de Teología Dogmática y Vicario General del Opus Dei, sintetizó algunos de los temas más significativos que se pueden encontrar en san Josemaría, como la llamada universal a la santidad, el sentido cristiano de las actividades temporales o la identidad y la misión de los laicos en la Iglesia. Señaló que la raíz teológica que les “da unidad y, por tanto, especial fuerza inspiradora para la teología”, es la profunda contemplación del misterio de la Encarnación de Cristo, el hecho de que Dios se hiciera hombre.
Ese “cristocentrismo” está en el fundamento de otros aspectos esenciales en san Josemaría como la centralidad de la filiación divina en la vida del cristiano, la Misa como centro y raíz de la vida cristiana, la santificación del trabajo, la relación entre sacerdocio común y sacerdocio ministerial, la unidad de vida, la bondad original del mundo, entre otros.
El profesor de Teología Espiritual Javier López, coordinador del congreso, abundó en la idea de que aunque las enseñanzas de san Josemaría se refieran fundamentalmente a cómo llevar una vida cristiana, en ellas hay al mismo tiempo una visión de Cristo que puede iluminar a la investigación teológica. Para el fundador del Opus Dei, la redención de Cristo, que culmina con su muerte y resurrección, ya se estaba realizando durante sus años de vida familiar en Nazareth. Ese hecho muestra que Cristo ha redimido de las consecuencias del pecado a las realidades humanas.
Los mejores transmisores de la fe
Mons. Ocáriz recordó que la teología como ciencia de la fe sigue un doble principio: por un lado, “escucha a la fe”, asume sus contenidos que proceden de la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia; y por otro, “razona la fe”, es decir, reflexiona sobre esos contenidos. Las aportaciones de los santos –manifestadas en sus palabras y sus obras- pertenecen a ambos niveles.
Los santos son los mejores transmisores de la fe y ayudan, por ejemplo, a entender muchos pasajes de la Escritura con sentido nuevo. Así lo explicó Giuseppe De Virgilio, profesor de Teología Bíblica en la Universidad de la Santa Cruz, refiriéndose a san Josemaría, citado por Benedicto XVI –en uno de los documentos de su pontificado– como uno de los testigos de la Iglesia que han interpretado y encarnado ejemplarmente la Palabra de Dios.
Una particular atención se dedicó al ámbito de la teología moral, con la intervención de los profesores Réal Tremblay, de la Academia Alfonsiana de Roma, y Angel Rodríguez Luño, de la Universidad de la Santa Cruz. “La aportación de san Josemaría a la teología moral, según Rodríguez Luño, está en el estilo global de vida cristiana que ha propuesto con fuerza e incisividad”. Un estilo que sugiere, añadió, una teología moral positiva, realista, abierta y amante de la libertad y del pluralismo.
Durante el congreso tuvo lugar la presentación de la primera edición del “Diccionario de San Josemaría”, que recoge un total de 288 voces, de naturaleza teológica e histórica, en la que han colaborado 230 especialistas. Muchos de los temas contenidos en esa obra ocuparon también la atención de las sesiones, como la visión que san Josemaría presenta de la Iglesia e incluso la inspiración que podría ofrecer para la filosofía o la ciencia jurídica.
En la conclusión del congreso el cardenal Koch afirmó, glosando palabras de Benedicto XVI, que los santos son los testigos más creíbles de la fe cristiana, los verdaderos reformadores de la Iglesia y los primeros intérpretes de la Sagrada Escritura. En el caso de san Josemaría, el Papa Francisco expresó en su mensaje el deseo de que el ejemplo del fundador del Opus Dei fuera ocasión para una “renovada conciencia de que el creyente, en virtud de bautismo que lo incorpora a Cristo, está llamado a ser santo y a colaborar –con su trabajo cotidiano– en la salvación de la humanidad”.
Un diccionario sobre san Josemaría Escrivá
El Diccionario de san Josemaría Escrivá de Balaguer (1), ya en librerías, acaba de ser presentado formalmente en Roma, al término del congreso celebrado en Universidad Pontificia de la Santa Cruz, dedicado a San Josemaría y el pensamiento teológico.
Lógicamente, es fruto de un laborioso esfuerzo, para coordinar el trabajo de 226 autores, de 32 países, en la línea de otros diccionarios editados ya por Monte Carmelo, una casa más que centenaria en el campo de la espiritualidad católica. Una de sus colecciones es precisamente la de diccionarios, presentados en distintos formatos, que cumple el objetivo propio de ese género editorial: encontrar o confirmar datos o conceptos sobre Jesús y personajes de la vida de la Iglesia –por ejemplo, san Agustín, san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús, o san Gregorio de Nisa–, o sobre grandes cuestiones doctrinales –teología moral, bioética, pastoral y evangelización, o teólogos contemporáneos.
El diccionario biográfico y teológico-espiritual de San Josemaría contiene 288 voces: 158, de carácter teológico-espiritual, y 130 históricas. Resulta una herramienta adecuada para facilitar con rapidez el conocimiento de aspectos concretos de su vida, su personalidad y sus enseñanzas capitales, así como del Opus Dei –fundado en Madrid en 1928– y de su dimensión mundial. Las entradas más extensas van precedidas de un breve sumario, con los correspondientes intertítulos en el texto; incluyen al final una sintética referencia bibliográfica.
El contenido es omnicomprensivo. Basten unos ejemplos. Se puede ir a “fundación del Opus Dei”, para conocer este acontecimiento central en la vida del santo. La voz “estudio” analiza diversas facetas –intelectual, cultural, profesional– en el contexto de la vida interior y el desarrollo de la personalidad. A continuación, otra entrada se dedica a “estudios y títulos académicos de san Josemaría”. Voces específicas describen la familia del santo, ciudades y lugares relacionados con su vida, los escritos y el estilo literario, y, en un primer plano, los ítems decisivos de su doctrina y espiritualidad, así como del apostolado y la expansión del Opus Dei por diversos países. No faltan referencias propias a personas muy vinculadas al fundador y a su obra. El diccionario se completa con un índice alfabético de voces y remisiones, y un índice esquemático, que puede orientar a un lector menos experto.
A juicio del coordinador del trabajo, José Luis Illanes, director del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá, se ha conseguido una obra “de alta divulgación y, por tanto, de nivel científico”, que “pone de manifiesto uno de los rasgos más característicos del espíritu” del Fundador del Opus Dei: “la universalidad del mensaje de santificación en medio del mundo”.
Se trata, sin duda, de un gran texto de consulta; también, de un libro profundo, que puede leerse poco a poco en muy distintas direcciones, según el interés o la circunstancia de cada lector. Salvador Bernal.
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(1) José Luis Illanes (coord.). Diccionario de san Josemaría Escrivá de Balaguer. Editorial Monte Carmelo e Instituto Histórico San Josemaría. 2013. 1.358 págs. 99 €.