Vázquez se remonta a la homilía pronunciada por el cardenal Tarancón hace 32 años, en la ceremonia de entronización de Juan Carlos I, en la iglesia de los Jerónimos de Madrid. “Allí el cardenal dijo: ‘Debemos formular la promesa de borrar todo cuanto pueda separarnos y dividirnos’. (…) En nombre de la Iglesia, el cardenal subrayó que no pedía para ella ningún tipo de privilegios, tan sólo la libertad para predicar el Evangelio, pero siempre en beneficio de los intereses del país y en la defensa de los más necesitados”.
Luego enlaza con el presente: “Hace pocos días, la Iglesia española, a través del presidente de su Conferencia Episcopal, monseñor Ricardo Blázquez, pronunciaba nuevamente palabras de perdón y de reconciliación, ganándose el respeto y la aquiescencia de todos. Continuaba el ‘sermón de los Jerónimos’ en una apertura coincidente con el magisterio del actual papa Benedicto XVI, siempre preocupado por establecer puentes de diálogo. Permanentemente en sus escritos y en sus discursos el Pontífice expresa su búsqueda de conciliación entre la fe y la razón, su apertura al diálogo con los sectores laicos y su defensa de los valores comunes que en nuestra cultura nacen de la integración del pensamiento cristiano con el pensamiento clásico, superando así cualquier tentación de asentarse en la confrontación y consiguientemente en el aislamiento. Hoy son momentos para el diálogo y para el acuerdo, en Roma y en Madrid.”.
Pero también lanza un mensaje a la izquierda: “Hoy como ayer en las relaciones con la Iglesia no caben ni posturas preconcebidas ni lecturas sesgadas de la historia ni estereotipos decimonónicos. La izquierda debe respetar la libertad de la Iglesia para defender y enseñar sus principios y valores inamovibles, estrechando la colaboración en el ideario común de solidaridad, justicia e igualdad. No se puede asociar el progresismo al repudio de la fe porque ello constituye una declaración de incapacidad para entender el pluralismo de nuestra sociedad.”.
Fuente: El País.