La Santa Sede ha confirmado que se están manteniendo conversaciones con la Iglesia ortodoxa rusa para que el Papa, con ocasión de su viaje a Mongolia, en el próximo mes de agosto, pueda detenerse en Kazan para devolver el icono de la Virgen de Kazan. El histórico icono, que desapareció de Rusia en tiempos del comunismo, fue comprado a un coleccionista inglés por el «Ejército Azul», un grupo de devotos de la Virgen de Fátima, que lo donó a Juan Pablo II para que pudiera entregarlo algún día a la Iglesia ortodoxa rusa.
Sin embargo, un comunicado del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado ortodoxo de Moscú ha respondido a la iniciativa con la frialdad habitual. Vuelve a reiterar su conocida postura de que la posibilidad de un encuentro entre Alexis II de Moscú y el Papa de Roma depende de la solución de «los problemas que siguen en pie entre las dos Iglesias, como son el proselitismo católico entre personas que pertenecen a la Ortodoxia por bautismo o tradición cultural y las tensas circunstancias en las que viven los fieles de la Iglesia ortodoxa en Ucrania occidental». «El reciente establecimiento de nuevas diócesis católicas en Kazajstán -sigue diciendo el comunicado del Patriarcado ortodoxo- muestra que la política del Vaticano está orientada a agravar los problemas existentes».
El cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, en una entrevista al diario Avvenire, ha precisado que con las nuevas diócesis kazajas solo se pretende atender el renacimiento de las comunidades católicas que, al igual que las ortodoxas, fueron duramente perseguidas durante décadas de comunismo. Sodano quiso puntualizar, además, que la Santa Sede había informado por delicadeza al Patriarcado de Moscú de la intención de constituir las nuevas diócesis en la república ex soviética.
El Patriarcado de Moscú niega también que el icono de la Virgen de Kazan que tiene el Papa sea el original. Asegura que un grupo de científicos enviados por el Ministerio de Cultura ruso para trabajar con expertos del Vaticano ha concluido que el icono custodiado por la Santa Sede es una copia del siglo XVIII, no el milagroso icono que apareció en Kazan en 1579.
Los miembros de una mesa redonda celebrada en Roma sobre la trascendencia ecuménica de la posible entrega del icono señalaron que por encima de los aspectos históricos y artísticos debatidos, esa acción del Papa constituiría un gesto de repercusiones insospechadas. «Un icono no es una pintura sino una ventana: no sabemos hacia donde se abrirá», declaró Robert Moynihan, uno de los participantes en la mesa redonda.
Por otro lado, el 24 de mayo se inauguró el uso litúrgico por parte de la Iglesia ortodoxa búlgara del templo de los Santos Vicente y Anastasio, situado cerca de la Fontana di Trevi romana. El Papa ha cumplido la promesa hecha al patriarca Máximo de Bulgaria, durante el viaje a ese país en 2002, de ceder una iglesia romana para la atención de la comunidad ortodoxa. La ceremonia ha coincidido con la visita a la Santa Sede de una delegación del Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa búlgara que permanecerá cinco días en Roma. El primer ministro búlgaro, Simeón de Sajonia, en visita oficial a Italia en esos días, acudió a la celebración inaugural de la Iglesia, en la que se ha instalado un iconostasio móvil que permite celebrar la liturgia oriental. Un donativo papal y otro de un benefactor han sufragado los gastos de habilitación de la Iglesia y locales anejos.
Por último, un simposio académico sobre el tema del ministerio petrino ha sido organizado en estos días por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, siguiendo la voluntad de Juan Pablo II -expresada en la encíclica Ut unum sint– de «encontrar una forma de ejercicio del primado, que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva». Juan Pablo II anima en la Ut unum sint a buscar «formas con las que este ministerio pueda realizar un servicio de fe y de amor reconocido por unos y otros». Los ocho relatores del simposio, mitad católicos y mitad ortodoxos, debatirán sobre la cuestión del primado desde la perspectiva bíblica, patrológica, conciliar y teológica.