Roger de Taizé (1915-2005), una vida dedicada a la unión de los cristianos

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Roger de Taizé 1915-2005, una vida dedicada a la unión de los cristianos

El funeral por el hermano Roger de Taizé fue una muestra del ecumenismo que él siempre quiso promover mediante la oración y el conocimiento mutuo. Presidió las exequias en la iglesia de la Reconciliación de Taizé, el 23 de agosto, el Card. Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, que celebró la Eucaristía junto con cuatro sacerdotes miembros de la comunidad de Taizé. Hicieron las lecturas, cada uno en su idioma, el obispo anglicano de Manchester, Nigel McCulloch, representante del primado de Inglaterra; el pastor protestante francés Arnold de Clermont, presidente de la Conferencia de Iglesias Europeas, y el obispo luterano Wolfgang Huber, presidente de la Iglesia evangélica alemana. Al final, la delegación del patriarcado ortodoxo de Moscú ofició un responso. En total, estaban formalmente representadas una docena larga de Iglesias y comunidades cristianas.

El hermano Roger, fundador de la comunidad ecuménica de Taizé, murió el 16 de agosto a los 90 años, apuñalado por una mujer al parecer desequilibrada. Fue un «testigo infatigable del Evangelio de paz y reconciliación», un «hombre de fe que amaba a la Iglesia con pasión», en palabras del Card. Angelo Sodano, secretario de Estado, en un mensaje que envió en nombre del Papa. En torno a la comunidad de Taizé, prosigue el mensaje, «numerosas generaciones de cristianos, en el respeto a la confesión de cada uno, han tenido una auténtica experiencia de fe en el encuentro con Cristo, gracias a la oración y al amor fraterno».

Taizé ha atraído sobre todo a jóvenes de gran número de países, que domingo tras domingo acuden allí para meditar juntos. Desde 1978, además, la comunidad fundada por el hermano Roger promueve el Encuentro Europeo de Jóvenes, que todos los años reproduce en alguna ciudad del continente el ambiente de Taizé durante cinco días, del 28 de diciembre al 1 de enero. Estos encuentros, organizados con la colaboración de las Iglesias cristianas del lugar, vienen congregando a 70.000 o más jóvenes. Para cada cita, el hermano Roger escribía una carta que servía de guía para la meditación y se traducía a decenas de idiomas.

Desde 1989, el Encuentro Europeo de Jóvenes ha tenido lugar algunos años en ciudades que habían estado tras el telón de acero, como Wroclaw, Praga o Budapest. Pero ya desde 1962 el hermano Roger visitó los países entonces comunistas para reunirse con los jóvenes, no siempre con la posibilidad de celebrar actos públicos. Precisamente tres de esos países (Hungría, República Checa y Rumania) enviaron delegaciones oficiales al funeral. También asistieron el presidente de Alemania, Horst Köhler, y el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy.

En comunión con el Papa

Roger Schutz, nacido en Suiza en 1915, se trasladó al pequeño pueblo francés de Taizé en 1940. Al año siguiente, Taizé quedó a poca distancia de la frontera con la Francia ocupada, y allí -con la ayuda de su hermana Geneviève, que aún vive- empezó a esconder refugiados, entre ellos numerosos judíos. Descubierto en 1942, los dos hermanos tuvieron que huir. Tras su regreso, dos años más tarde, se unieron a Roger otros jóvenes cristianos que formaron con él el germen de la comunidad ecuménica de Taizé. En 1949 se comprometieron para siempre en el celibato, la vida en común y la austeridad. Hoy la comunidad cuenta un centenar de hermanos, de distintas confesiones cristianas y originarios de unos 25 países. El nuevo superior es el hermano Alois, católico alemán, a quien el hermano Roger había designado para sucederle.

El hermano Roger, calvinista, sintió muy joven la vocación ecuménica. En uno de sus últimos libros, «Dieu ne peut qu’aimer» (2001), recuerda que, guiado por el ejemplo de su abuela materna, «encontré mi propia identidad de cristiano reconciliando en mí mismo la fe de mis orígenes con el misterio de la fe católica, sin ruptura de comunión con nadie». En su personal camino ecuménico había llegado a la comunión con el Papa, como confirmó expresamente por última vez pocos días antes de su muerte. Como reveló Benedicto XVI el 17 de agosto, el hermano Roger le había escrito una carta «muy conmovedora y amistosa». Decía que deseaba viajar cuanto antes a Roma para verle y añadía: «Nuestra Comunidad de Taizé quiere caminar en comunión con el Santo Padre». Terminaba escribiendo de su puño y letra: «Santo Padre, le aseguro mis sentimientos de profunda comunión».

Sin embargo, el hermano Roger nunca dio el paso de entrar formalmente en la Iglesia católica, quizá para no perjudicar el empeño ecuménico de Taizé. Según Paola Fabrizi, oficial del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos que conocía personalmente al hermano Roger, «él deseaba mucho ser católico, pero vivió su situación de no pertenecer a la Iglesia católica como un verdadero sacrificio para mostrar a los demás el dolor de no poder compartir plenamente la llamada de Cristo» (declaraciones a «Radio Vaticano», 25-08-2005).

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