Con un motu proprio publicado el 19 de septiembre, el Papa Francisco ha reemplazado el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia por otro, de nombre similar, que hará más hincapié en las perspectivas pastorales destacadas por los dos últimos Sínodos y la exhortación apostólica Amoris laetitia.
En la primera parte del documento, Francisco explica las razones del cambio. Recuerda que la creación del actual Instituto siguió al Sínodo de los obispos sobre la familia de 1980 y a la exhortación apostólica postsinodal Familiaris consortio (1981). Desde entonces, ha llevado a cabo un “prolífico trabajo de profundización teológica y de formación pastoral”. Pero ahora quiere renovarlo para poner en la base de su reflexión las conclusiones de los dos últimos sínodos (2014 y 2015) y de Amoris laetitia (2016).
Perspectiva pastoral
El nuevo Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia prestará más atención a “los nuevos desafíos pastorales a los que la comunidad cristiana está llamada a responder”. Esto “requiere que –incluso en el ámbito de la formación académica– en la reflexión sobre el matrimonio y la familia no falten nunca la perspectiva pastoral y la atención a las heridas de la humanidad”.
Se quiere impulsar la proyección internacional del instituto, concretamente en el ámbito de los debates sobre la vida humana
Para ayudar a los católicos a vivir mejor el ideal familiar, la reflexión teológica debe tener en cuenta la época actual. “El cambio antropológico y cultural, que influye hoy en todos los aspectos de la vida y requiere un enfoque analítico y diversificado, no nos permite limitarnos a prácticas de la pastoral y de la misión que reflejan formas y modelos del pasado”. Por ejemplo, hoy el deseo de vivir ese ideal está amenazado por “un contexto en el que los individuos están menos sostenidos que en el pasado por las estructuras sociales, en su vida afectiva y familiar”.
Por eso, en sintonía con la visión realista e ilusionada de Amoris laetitia, Francisco pide “mirar con intelecto de amor y con sabio realismo, la realidad actual de la familia en toda su complejidad, en sus luces y sombras”.
Tras exponer los motivos de la refundación, el Papa anuncia “un nuevo marco jurídico al Instituto Juan Pablo II, para que ‘la intuición clarividente de san Juan Pablo II, que quiso firmemente esta institución académica, hoy [pueda] ser todavía mejor reconocida y apreciada en su fecundidad y actualidad’ [cfr. Discurso a la comunidad académica del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre Matrimonio y Familia, 27-10-2016]”.
Francisco quiere que el nuevo instituto amplíe “su ámbito de interés”, tanto en lo relativo a “las nuevas dimensiones de la tarea pastoral y de la misión eclesial” como en lo referente “al desarrollo de las ciencias humanas y de la cultura antropológica en un campo tan fundamental para la cultura de la vida”, en la línea –según parece– de la interdisciplinariedad. No obstante, deberá respetar “la inspiración original” del anterior instituto.
Relación con otros organismos
A la espera de que se redacten los nuevos estatutos, el Papa adelanta que el Instituto Teológico seguirá vinculado a la Pontificia Universidad Lateranense. Además, gozará de una “relación privilegiada” con la Congregación para los Laicos, la Familia y la Vida, la Congregación para la Educación Católica y la Pontificia Academia para la Vida.
El Instituto Juan Pablo II tendrá una “relación privilegiada” con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, la Congregación para la Educación Católica y la Pontificia Academia para la Vida
Al frente del instituto seguirá –como gran canciller– Mons. Vincenzo Paglia, que es también presidente de la Academia Pontificia para la Vida. Paglia trabaja en la Santa Sede sobre estos temas desde que Benedicto XVI lo nombró presidente del Consejo Pontificio para la Familia en 2012. El año pasado, cuando el nuevo dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida asumió las funciones de dicho Consejo, Paglia fue nombrado por Francisco para sus dos cargos actuales, en el Instituto Juan Pablo II y en la Academia para la Vida. También el presidente del nuevo instituto sigue siendo el mismo, el sacerdote Pierangelo Sequeri, nombrado el año pasado a la vez que Paglia.
Los cambios fueron en parte anticipados por Francisco en su citado discurso de 2016. En aquella ocasión ya anunció la conveniencia de buscar “una relación más estrecha entre el Instituto Juan Pablo II y la Pontificia Academia para la Vida”.
El Papa elogió entonces “la vitalidad” de este instituto “en los cinco continentes”, a la vez que expresó su deseo de que desarrolle “más iniciativas de diálogo y de intercambio con todas las instituciones académicas, aun las pertenecientes a otros ámbitos religiosos y culturales”, interesadas en el matrimonio y la familia. Parece que el deseo de Francisco va en la línea de impulsar la proyección internacional del instituto; y en concreto, en el ámbito de los debates sobre la vida humana.
Francisco quiere que el nuevo instituto amplíe “su ámbito de interés”, tanto en lo relativo a la pastoral como en cuanto a las ciencias humanas y la cultura antropológica
Otra cuestión que exige mayor atención a la antropología es la riqueza de lo masculino y lo femenino en la familia, tema de un congreso celebrado en el Vaticano en 2014. “Es también muy desconcertante –dijo Francisco en su discurso de 2016– que esta cultura actual esté como bloqueada por una tendencia a anular la diferencia [entre mujer y hombre] en vez de resolver los problemas de que adolece”.
Juntos a estas preocupaciones, hay otra central en el Papa: “Teología y pastoral van juntas. Una doctrina teológica que no se deje orientar y plasmar por la misión evangelizadora y la cura pastoral de la Iglesia es tan inconcebible como una pastoral de la Iglesia que no sepa sacar fruto de la revelación y de la tradición con vistas a una mejor comprensión y transmisión de la fe”.