Iglesia de Santa María (izda.), en Wittenberg
El reverendo Alexander Garth, pastor de Santa María de Wittenberg, considerada “la iglesia madre de la Reforma”, donde predicaba Martín Lutero, ha expresado su preocupación por el camino sinodal de la Conferencia Episcopal católica alemana. Advierte que se trata de un “camino equivocado”, que está “forzando la protestantización de la Iglesia católica”.
En una carta de la que se hace eco Edward Pentin en National Catholic Register, Garth, quien se define como “un protestante con un corazón católico”, teme que el camino sinodal desdibuje la identidad católica, lo que “sería una gran pérdida para la cristiandad”. Ese desdibujamiento también sería “una desgracia enorme” para un mundo necesitado del perfil propio “de la espiritualidad católica, con la fidelidad al Papa, la devoción mariana y el ejemplo de los santos de la Iglesia”.
El camino sinodal, presentado por sus partidarios como un proceso de reforma en respuesta a los abusos sexuales cometidos por clérigos de la Iglesia católica, pretende discutir el celibato sacerdotal, la ordenación de mujeres, la bendición a uniones de personas del mismo sexo, las invitaciones a los protestantes a celebrar juntos la misa y a participar en la Eucaristía, y algunos temas de moral sexual. Aunque algunos obispos alemanes se desmarcaron de la convocatoria desde el principio, la mayoría ha querido seguir adelante, pese a la advertencia del Papa y los serios reparos de la Congregación para los Obispos. Está previsto que el proceso concluya en febrero de 2022.
Al camino sinodal se ha sumado el movimiento María 2.0, creado en 2019 por fieles laicas para impulsar cambios de calado en la doctrina y la disciplina de la Iglesia católica, como la ordenación de mujeres o el fin del celibato sacerdotal. El mes pasado, sus dos fundadoras abandonaron formalmente la Iglesia católica.
Para que la fiebre de cambio no desdibuje la fe católica, el reverendo Garth pide a esos “reformadores” que se pasen a una denominación protestante que ya reconozca “todo aquello por lo que están peleando”: el sacerdocio femenino, los pastores casados, una constitución sinodal…
Es interesante que sea un destacado pastor luterano quien advierta contra el riesgo de banalizar la fe católica. No deja de ser paradójico que un proceso que contempla abrir la recepción de la Eucaristía a los protestantes como signo de “hospitalidad”, termine convirtiéndose en un nuevo obstáculo para el ecumenismo con los más próximos a Roma.