El pasado 26 de abril finalizó el encuentro de tres días del grupo de trabajo conjunto, formado por diez miembros del Consejo Mundial de Iglesias (en el que están representados, fundamentalmente, ortodoxos, anglicanos y otras denominaciones protestantes) y otros diez del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Este grupo conjunto nació en 1965, y desde entonces ha mantenido encuentros periódicos para abordar temas relacionados con los derechos humanos. Al mismo tiempo, se trata de una iniciativa ecuménica, pues pretende dar una respuesta unitaria –de toda la comunidad cristiana– a determinados problemas mundiales.
Como recoge el comunicado publicado tras el encuentro, en Dublín se han abordado principalmente dos temas: los derechos de los inmigrantes y la construcción de la paz mundial, con un foco especial en la violencia en nombre de la religión. Cada una de las dos partes ha explicado qué iniciativas concretas ha desarrollado en estos dos campos.
También se ha hablado de cómo afrontar de manera conjunta los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU para 2030. A este efecto se formó el año pasado una plataforma que reúne a organizaciones benéficas de distintas confesiones, entre ellas la católica Cáritas Internacional. La reunión de Dublín ha llamado a esta red de asociaciones a cooperar contra la hambruna que están experimentando algunos países del cuerno de África y el norte de Nigeria.