Veinticinco años después del fin de la guerra de Vietnam, el régimen comunista se muestra algo más abierto en materia de libertad religiosa. En el país empieza a notarse cierta distensión y, según los propios cristianos, los innumerables decretos y leyes que reglamentan la libertad religiosa tienden a ser aplicados con más flexibilidad.
En Vietnam viven alrededor de 5 millones de católicos, el 8% de la población. Desde que en 1990 se produjera una mayor apertura del país como repercusión de la caída del muro de Berlín, las diversas religiones han registrado un notable florecimiento. Sin embargo, el desarrollo de su actividad sigue siendo difícil. Un informe sobre libertad religiosa elaborado en marzo de 1999 por Abdelfattah Amor, enviado especial de la ONU, expresaba sus dudas sobre el respeto a la libertad de religión, reconocida en la Constitución vietnamita. Amor calificaba de «exorbitante» el control directo de la actividad religiosa por parte del gobierno. Este control obliga a pedir autorización para todo tipo de actividad religiosa: retiros sacerdotales, ordenación de sacerdotes, etc. También el gobierno obstaculiza el nombramiento de obispos. Vietnam tenía en 1998 31 obispos en activo, once menos que en 1980. De ellos, algunos se encontraban enfermos y cuatro diócesis estaban vacantes.
Sin embargo, las propias autoridades se han visto superadas más de una vez por la vitalidad de los cristianos. Prueba de ello fueron los 150.000 católicos que acudieron en peregrinación al santuario de La Vang en octubre de 1998. El gobierno felicitó a la Iglesia al darse cuenta de que la celebración no envolvía ningún motivo político. Esto no fue óbice, sin embargo, para que las autoridades comunistas censuraran posteriormente 34 puntos de la primera edición vietnamita del Catecismo de la Iglesia católica.
Según informa el diario francés La Croix, incluso se han expresado ciertos puntos de vista oficiales que reconocen aspectos positivos del cristianismo. Por ejemplo, se resalta los beneficios que ha aportado en el terreno social. Asimismo, en un artículo publicado en el periódico comunista Saigón Liberado, el cristianismo es considerado como una de las fuentes importantes de la cultura vietnamita, junto al pensamiento de Ho Chi Minh y el marxismo. Según el autor, el cristianismo ha introducido varios valores importantes. Uno de ellos es la transcripción de la lengua vietnamita en caracteres latinos. Otro, que ha traído la monogamia, actualmente extendida por todo el país. Además, indica que las Iglesias han aportado nuevos elementos arquitectónicos y fiestas como la Navidad, que ahora forman parte de la cultura vietnamita.
Mientras tanto, los obispos católicos animan a los fieles a mostrarse como ciudadanos leales y activos. El objetivo es que el cristianismo quede cada vez más enraizado en la tradición religiosa nacional.