El argentino Hernán Zin (Nacido en Siria, Nacido en Gaza) ha rodado probablemente la película más dura del año. 2020 es un documental que describe los 60 días más difíciles de la pandemia en España y, en concreto, en la ciudad donde se cebó el virus: Madrid.
Antes de dirigir documentales, Zin fue reportero bélico y ha rodado el documental como si de una guerra se tratara, quizás porque de una guerra se trata. Pegado a los protagonistas, con escasos recursos dramáticos, con un olfato innato hacia lo noticiable y una sensibilidad hacia el dolor ajeno que hace llorar al espectador en varios momentos.
2020 tiene un gran valor documental porque Zin saca las cámaras casi en el primer momento, lo que le permite reflejar la magnitud de la epidemia desde los comienzos. Tiene también un nivel cinematográfico más que notable por la calidad de sus imágenes y la rotundidad de sus planos (esos planos de un Madrid desierto, apocalíptico). Pero tiene sobre todo un gran mérito histórico y ético, al poner el foco de la tragedia en los grandes protagonistas: los enfermos, sus familias y los sanitarios. Zin prescinde absolutamente de las batallas políticas y de los propios políticos (apenas un breve audio del presidente decretando el inicio del estado de alarma) para centrarse en lo verdaderamente importante: la lucha por la vida, el heroísmo de tantos sanitarios, el dolor de las familias y el trabajo de bomberos, policías, militares y enterradores. Fueron los protagonistas de esos días: vieron y vivieron lo que muchos, encerrados en sus casas, no vieron y quizás tampoco vivieron.
La visión de 2020 tiene algo de catártico; se sufre, se llora, se emociona y, sobre todo, se aprende. Y se aprende de lo esencial. Es conmovedor el momento en el que uno de los protagonistas, después de muchos días en la UCI, declara con sencillez que él era de los que decía que, ante el dolor, prefería morir, y como ahora, después de su batalla campal con la muerte, confiesa que estaba equivocado: apostó por la vida y seguirá apostando por ella.
En un año de escasísima cosecha española de ficción y notable de no ficción, 2020 es uno de los documentales candidatos a ganar el Goya. Otra cosa es que el valor de esta producción se aprecie más cuando haya pasado la pandemia. Ver 2020, en plena segunda ola, resulta excesivamente doloroso e intrigante. Y eso, a pesar de que la mirada de Zin sea positiva y esperanzada hacia el ser humano. Pero la cercanía y la actualidad del drama todavía pesan demasiado.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta