Con apenas seis películas, el cineasta alemán Hans Weingartner ha construido una filmografía bastante solvente que tuvo su punto álgido en Los Edukadores. En esta ocasión, Weingartner rueda una road movie muy sencilla con un argumento nimio. Dos jóvenes alemanes comparten coche y lo que iba a ser un trayecto casual de unos cuantos kilómetros se convierte en un largo viaje que cambia sus perspectivas vitales. Lo dicho: una road movie en toda regla.
La historia es exactamente la misma que explotó con éxito Richard Linklater en Antes del amanecer. La prevista charla banal entre dos desconocidos que simplemente comparten espacio entra pronto en otra dimensión para convertirse en una conversación sincera, profunda e íntima que permite al espectador conocer a los personajes y a estos, quizás, hasta llegar a enamorarse (basta recordar que Linklater edificó sobre esta conversación no solo un romance sino una historia de amor que ha durado tres décadas en formato de trilogía, por si queda algún escéptico sobre la importancia del lenguaje en las relaciones amorosas).
Los protagonistas de 303 hablan también mucho. Teorizan al principio sobre política e ideología para pasar enseguida al gran tema de la cinta: si el hombre ha nacido para estar solo y competir con sus semejantes o si ha nacido para colaborar con el resto. En el fondo, para amar y ser amado. En este contexto, los jóvenes hablan mucho de sexo (de una manera bastante más interesante que la media), de qué une a dos personas, de las prioridades de la vida y de elecciones radicales. Es estimulante el debate que mantienen entre ideología y realidad, y enriquecedor el contraste entre algunas teorías científicas y el empirismo definitivo de una experiencia vital que las tira por tierra.
La pareja protagonista -que por cierto respira naturalidad– es joven, los dos tienen cierto desnorte, no saben bien adónde van, pero mantienen en el fondo un potente deseo de bien, de verdad y de belleza. Y ese deseo es el que impulsa a aceptar y acoger la vida como viene. Tan limitada, inoportuna, imprevisible y sorprendente. Tan radicalmente valiosa.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta